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CAMBIO CLIMÁTICO
Marina Silva: "Nuestro papel va más allá de las negociaciones: somos guardianes de los recursos naturales para el equilibrio planetario"
Para Marina Silva, la realización de la conferencia en el corazón de la Amazonia será una oportunidad para transformar discursos en acciones concretas - Foto: Fernando Donasci/MMA.
La realización de la COP30 en Belém será un hito para reafirmar el compromiso de Brasil con la agenda climática, destacando al país como un símbolo central en la lucha y el compromiso con la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, la protección de la biodiversidad y la promoción de una transición energética justa, basada en la justicia social y el desarrollo sostenible.
La COP30 será una oportunidad única para que Brasil reafirme su compromiso y protagonismo global en la agenda climática, demostrando que es posible liderar con el ejemplo, actuando con responsabilidad y justicia social y ambiental.
Marina Silva, ministra de Medio Ambiente y Cambio Climático
La ministra subrayó en una entrevista que Brasil se consolida como líder en las negociaciones climáticas, utilizando su amplia capacidad diplomática para construir consensos e impulsar una agenda ambiciosa que refleje las necesidades de los países en desarrollo. Silva también reflexionó sobre el papel estratégico de Brasil en la consolidación de medidas que superen las barreras geopolíticas y logren promover asociaciones innovadoras para el país.
» COP30: Brasil actúa para consolidar su protagonismo y capacidad diplomática
Para Marina Silva, organizar la conferencia en el corazón de la Amazonia será una oportunidad para transformar discursos en acciones concretas, liderando con el ejemplo e inspirando cambios a escala global. "Espero que los brasileños comprendan que nuestro papel va más allá de las negociaciones: somos guardianes de los recursos naturales esenciales para el equilibrio planetario y, al mismo tiempo, una nación que necesita resolver desafíos internos de forma integrada a la lucha global contra el cambio climático".
Vea los principales puntos de la entrevista:
IMPORTANCIA DE LA COP30 — La COP30 será una oportunidad única para que Brasil reafirme su compromiso y protagonismo global en la agenda climática, demostrando que es posible liderar con el ejemplo, actuando con responsabilidad y justicia social y ambiental. La realización de la COP30 en Belém, en la región amazónica, tiene una gran carga simbólica que refuerza el peso de Brasil en el escenario internacional y destaca la relevancia de la selva amazónica y sus pueblos originarios. Esto también impone un desafío: demostrar que la COP30 no será la COP de Brasil o de la Amazonia, sino la COP de la implementación efectiva frente a la crisis climática. Será una conferencia realizada en un contexto de grave crisis ambiental global, en el que, más que nunca, la vida se ha vuelto cada vez más incierta. Por ello, será la COP de "implementar es necesario", parafraseando al poeta portugués Fernando Pessoa.
DESAFÍOS — En preparación para la COP30 en 2025, Brasil pretende actuar estratégicamente en al menos dos frentes de trabajo: la diplomacia de las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés) y la movilización general. En cuanto a la diplomacia de las NDC, los próximos meses serán decisivos para reforzar el multilateralismo, construir confianza entre las partes y garantizar que los compromisos asumidos en Belém reflejen la urgencia de la crisis climática. Esto incluye el establecimiento de NDC ambiciosas alineadas con la Misión 1,5 por parte de los países, la movilización de recursos financieros, el alineamiento de políticas nacionales y regionales con los objetivos del Acuerdo de París y la garantía de que las voces de las poblaciones más vulnerables sean escuchadas y consideradas en los procesos de toma de decisiones.
MOVILIZACIÓN GENERAL — Una de las principales estrategias consiste en la realización de un Balance Ético Global (BEG), concebido para promover la reflexión sobre el compromiso ético de todos para hacer frente al cambio climático. Este será desarrollado con la participación de un grupo geográficamente diverso y relevante, compuesto por pensadores, artistas, filósofos, científicos, jóvenes, políticos, líderes religiosos, pueblos indígenas, comunidades tradicionales y otros representantes de la sociedad civil. El objetivo es analizar la acción climática desde la perspectiva de la justicia, la equidad y la solidaridad.
DIÁLOGO — Estamos trabajando activamente para promover el diálogo entre naciones, buscando convergencias entre las demandas de los países en desarrollo y las responsabilidades de los países desarrollados. Brasil tiene un papel único como puente entre el Norte y el Sur globales y está comprometido en liderar con ética, compromiso y una visión de futuro que priorice la vida y el equilibrio planetario. La presidencia del G20 ejercida por Brasil en 2024 reafirmó estos atributos, en colaboración con organismos multilaterales y respetando plenamente la autonomía de las naciones.
AVANCES— En un año, podemos avanzar en tres frentes. Primero, establecer un camino más claro y vinculante para alcanzar la meta de USD 1,3 billones al año, necesarios para financiar la transición climática. Segundo, acelerar el proceso de actualización de las NDC con objetivos más ambiciosos. Tercero, fortalecer los mecanismos de cooperación internacional que garanticen mayor transparencia y responsabilidad en los compromisos asumidos.
EXPECTATIVAS — La COP30 será un hito para reforzar el papel de Brasil como protagonista en la agenda climática global. Los resultados de la COP29 desafían al país a construir una conferencia más ambiciosa y orientada a resultados. Esto requiere liderar con el ejemplo, promoviendo articulaciones regionales y globales para dar un paso histórico en Belém en el enfrentamiento a la crisis climática. La buena noticia para el mundo es que Brasil está comprometido con este esfuerzo y ejercerá su liderazgo y reconocida capacidad de diálogo y negociación para que de Belém surjan resultados más ambiciosos.
RECURSOS — Necesitamos explorar soluciones que movilicen recursos de forma creativa y colaborativa, como la ampliación de mercados de carbono bien regulados, asociaciones público-privadas sostenibles y la promoción de iniciativas financieras innovadoras que atraigan inversiones privadas. Un ejemplo es la recién lanzada Plataforma de Inversiones para la Transformación Climática y Ecológica de Brasil (BIP), una iniciativa para avanzar en las metas climáticas nacionales. Una vez en funcionamiento, la plataforma buscará ampliar y optimizar las inversiones de transición provenientes de todas las fuentes, apoyando los planes de transición climática del gobierno en sectores clave.
TFFF — Otra alternativa prometedora es el Fondo de Bosques Tropicales para Siempre (TFFF, por sus siglas en inglés), creado bajo el liderazgo de Brasil en el G20, con el objetivo de proporcionar apoyo financiero para la preservación de los bosques tropicales, esenciales para la regulación del clima global. Además de financiar proyectos de conservación, el TFFF tiene el potencial de movilizar recursos internacionales con base en el reconocimiento del papel crucial que estos ecosistemas desempeñan en la mitigación y adaptación al cambio climático. No obstante, es fundamental que estas iniciativas respeten los derechos humanos, promuevan la inclusión social y se orienten por el principio de equidad, garantizando que los beneficios se distribuyan ampliamente y que las comunidades locales sean protagonistas de esta transición.
FINANCIACIÓN ADECUADA— Sin una financiación adecuada, las acciones necesarias para mitigar y adaptarse a los impactos climáticos quedan comprometidas, especialmente en los países más vulnerables, que carecen de los recursos necesarios para invertir en infraestructura, tecnología y políticas públicas que atiendan las necesidades de sus sociedades. La COP30 en Brasil será una oportunidad para redoblar los esfuerzos y garantizar que las promesas realizadas no se queden en meras declaraciones. Es decir, que el acuerdo alcanzado en Bakú se traduzca en justicia climática y apoyo real para quienes más lo necesitan. Aunque se ha reconocido la necesidad de aumentar los recursos de USD 100.000 millones a USD 1,3 billones por año y reafirmar el compromiso con metas y recursos más ambiciosos, el acuerdo alcanzado en Bakú aún está lejos de satisfacer las necesidades de los países en desarrollo. Sin duda, esto aumenta la responsabilidad de Brasil al liderar la COP30, en particular, pero también del mundo entero y sus principales líderes. Será necesario dedicar los próximos meses a un diálogo intenso y generar confianza para llegar a Belém en un nuevo nivel. Sin un fuerte compromiso de realineación política y acciones con resultados concretos, la pérdida de credibilidad y la desconfianza seguirán minando incluso los mejores esfuerzos multilaterales.
ACUERDO DE PARÍS— Las incertidumbres geopolíticas, las desigualdades históricas y las divergencias sobre responsabilidades financieras fueron algunos de los factores que hicieron que las negociaciones fueran aún más difíciles y complejas de lo que ya eran. Estas dificultades impidieron la construcción de consensos más ambiciosos en el marco del compromiso establecido por el Acuerdo de París, según el cual los países desarrollados tienen la obligación de hacer aportaciones que ayuden a financiar acciones de mitigación y adaptación en los países en desarrollo, así como movilizar recursos privados para asegurar una base consistente que permita a estos países, especialmente a los más vulnerables, promover sus transiciones y acciones de adaptación con la urgencia que la gravedad de la emergencia climática exige.
CONFIANZA — Es fundamental reconocer que, sin un realineamiento de compromisos y acciones concretas, siempre estaremos por debajo de lo necesario para enfrentar la crisis climática. La confianza entre las naciones sigue siendo uno de los mayores desafíos en un proceso multilateral como este.