Fortalecer la integración entre la agricultura, la economía y la preservación ambiental es esencial para impulsar un crecimiento sostenible

El panel “Transición Ecológica y Estructura Productiva de la Economía”, que tuvo lugar el miércoles 30 de octubre por la noche, en el XXVII Congreso Internacional de Derecho Constitucional, en Brasilia, puso sobre la mesa un debate esencial para el futuro de Brasil y del planeta. El ministro de Desarrollo Agrario y Agricultura Familiar (MDA), Paulo Teixeira, fue una de las principales voces del panel, presentando caminos para que Brasil aúne la agricultura con la sostenibilidad en la construcción de una economía regenerativa y baja en carbono. Junto a él, el ministro de Hacienda, Fernando Haddad, y el presidente del Supremo Tribunal de Justicia (STJ), Herman Benjamin, hicieron hincapié en la urgencia de integrar la sostenibilidad en todas las esferas productivas para hacer frente a los desafíos climáticos que se intensifican.

Según Paulo Teixeira, Brasil se enfrenta hoy a una crisis climática que exige soluciones profundas e innovadoras en el sector agrícola. "Necesitamos una economía sostenible, capaz de realizar una transición hacia una economía verde", afirmó el ministro. Asimismo, resaltó la importancia de transformar las áreas degradadas en espacios productivos y sostenibles, promoviendo prácticas que no solo aumenten la productividad, sino que también auxilien en la captura de carbono.

"Tenemos millones de hectáreas de praderas degradadas que se pueden restaurar, permitiendo la captura de carbono y el aumento de la productividad agrícola en la misma área", explicó. En opinión de Teixeira, el objetivo es adoptar prácticas regenerativas, especialmente en el sector agrícola, para restaurar manantiales y áreas de protección ambiental que garanticen el suministro de agua para la producción, un recurso fundamental que está cada vez más amenazado por el cambio climático.

Teixeira también destacó la importancia de cultivos como el azaí (açaí) y el cacao, que tienen una rentabilidad mucho más alta que la soja y la ganadería extensiva. “Con el Plano Safra ABC de Baixo Carbono, lograremos reducir los intereses para las prácticas de recuperación ambiental en las propriedades agrícolas, fortaleciendo una transición real hacia una agricultura baja en carbono”, señaló el ministro, recalcando la necesidad de apoyo financiero y técnico para ampliar las prácticas sostenibles en todo el país.

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La urgencia de la sostenibilidad en el contexto global

Como complemento de lo expresado por Teixeira, el ministro de Hacienda, Fernando Haddad, hizo énfasis en el impacto de los fenómenos climáticos extremos que afectaron a Brasil el último año. "Hemos vivido inundaciones devastadoras en el Sur y sequías extremas en la Amazonia. Este escenario nos exige un abordaje urgente de integración de la sostenibilidad en todos los sectores de la economía", destacó.

Según Haddad, Brasil está en una posición privilegiada para liderar la transición energética global, dado su enorme potencial en energías renovables, como la solar y la eólica, y su posición a la vanguardia en la producción de biocombustibles. "La transición hacia una economía verde ha dejado de ser opcional, es una exigencia para la supervivencia económica y ambiental", afirmó.

En reuniones internacionales del G20, Haddad observó que el debate siempre se dirige hacia cuestiones ambientales, independientemente del tema de partida. "El cambio climático es un tema transversal que afecta a toda la economía. Si no integramos el desarrollo sostenible en todas las políticas económicas, el costo de la inacción será incalculable".

Una economía circular y sostenible

Como cierre del panel, el ministro Herman Benjamin, presidente del STJ, presentó una visión más amplia sobre la relación entre la economía y la ecología. "La transición ecológica no es solo una cuestión de cambios tecnológicos o económicos, sino de supervivencia", advirtió Benjamin, destacando que Brasil, como exportador de clima y agua, tiene un papel esencial para garantizar la sostenibilidad no solo para sí mismo, sino para el mundo entero.

Además, durante su participación, el presidente del STJ hizo hincapié en la necesidad de una economía circular, donde se creen productos para su reutilización y reciclaje, en lugar de su descarte. “Sin bosques, no tendremos agua, y sin agua, la producción agrícola dejará de ser viable”, afirmó el ministro, recordando que los procesos ecológicos no dependen de los seres humanos para su regeneración, sino que la sociedad depende de la naturaleza para sobrevivir.

Brasil como líder de la transformación verde

El panel destacó que Brasil tiene una oportunidad única de liderar una transformación verde que no solo eleva al país en el escenario económico global, sino que también preserva sus riquezas naturales de forma sostenible. En sus apreciaciones finales, el ministro Paulo Teixeira resaltó el papel esencial del país en este movimiento: "Estamos en un momento crucial para la agricultura brasileña. Con prácticas regenerativas, podemos conciliar la productividad y la preservación, transformando las áreas degradadas en espacios de riqueza ecológica y económica. Brasil puede – y debe – ser un ejemplo mundial de cómo el desarrollo y la sostenibilidad avanzan juntos".

Según los expertos del panel, fortalecer la integración entre la agricultura, la economía y la preservación ambiental es esencial para impulsar un crecimiento sostenible y aprovechar el potencial productivo de las áreas recuperadas. Como señalaron Fernando Haddad y Herman Benjamin, esa transición dejó de una elección y se convirtió en una necesidad urgente. Al invertir de manera continua en una economía verde, Brasil puede consolidarse como una referencia global, mostrando que se puede prosperar en armonía con la naturaleza.

Ante el escenario climático y las exigencias de sostenibilidad, el país tiene ahora la oportunidad de redefinir su trayectoria de forma única, convirtiéndose en un modelo para el mundo entero.