Notícias
RELACIONES EXTERIORES
El Presidente pide unión global contra desigualdad, hambre y cambios climáticos en la Asamblea General de la ONU
Lula criticó a los países ricos por no cumplir acuerdos climáticos. “La promesa de destinar US$ 100 mil millones anualmente para los países en desarrollo permanece solo eso, una promesa". Foto: Ricardo Stuckert / PR
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva abrió la 78ª Asamblea General de las Naciones Unidas, en la mañana de este martes, 19/9, en Nueva York, con un discurso en el cual reafirmó la necesidad de una unión global contra la desigualdad y el hambre, la adopción de medidas urgentes contra cambios climáticos y la reforma de instituciones de gobernanza global.
El mundo está cada vez más desigual. Los 10 mayores billonarios poseen más riqueza que los 40% más pobres de la humanidad. Es necesario antes de todo vencer la resignación, que nos hace aceptar tamaña injusticia como fenómeno natural”
Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de la República
En la octava vez en que abrió el principal evento anual de la ONU como presidente de Brasil – con ausencia solo en el 2010 –, Lula recordó su primer discurso, proferido hace dos décadas, en la 58ª Asamblea General. “Hace veinte años, ocupé esta tribuna por primera vez. Y dije, en aquel 23 de septiembre de 2003: ‘Que mis primeras palabras ante este Parlamento Mundial sean de confianza en la capacidad humana de vencer desafíos y evolucionar para formas superiores de convivencia’. Vuelvo hoy para decir que mantengo mi inquebrantable confianza en la humanidad”, afirmó.
Para Lula, los cambios climáticos se convirtieron en una de las principales amenazas contra la humanidad en las últimas dos décadas, especialmente para las poblaciones más vulnerables. “En aquella época, el mundo aún no se había dado cuenta de la gravedad de la crisis climática. Hoy, ella golpea nuestras puertas, destruye nuestras casas, nuestras ciudades, nuestros países, mata e impone pérdidas y sufrimientos, sobre todo a los más pobres”.
» Discurso completo del presidente Lula
» Fotos en alta resolución (Flickr)
» Lula defiende el diálogo como principal herramienta para la construcción de la paz
» Lula homenajea a víctimas de catástrofes y defiende causas humanitarias
Este problema ayuda a ampliar las secuelas que la desigualdad trae para el planeta, según Lula. A pesar de que la producción de alimentos se haya modernizado, una parte significativa de la humanidad continúa sufriendo con la inseguridad alimentaria.
“El hambre, tema central de mi discurso 20 años atrás, afecta hoy a 735 millones de seres humanos, que se van a dormir esta noche sin saber si tendrán qué comer mañana. El mundo está cada vez más desigual. Los 10 mayores billonarios poseen más riqueza que los 40% más pobres de la humanidad”, criticó. “Es necesario antes de todo vencer la resignación, que nos hace aceptar tamaña injusticia como fenómeno natural”.
En la ONU, el presidente reafirmó las tres prioridades que guiarán la Presidencia brasileña del G20, que comienza el 1º de diciembre de 2023: el combate al hambre, pobreza y desigualdad; la transición energética y el desarrollo sostenible en sus tres dimensiones (económica, social y ambiental) y la reforma del sistema de gobernanza internacional.
MUNDO DESIGUAL – En el discurso, el presidente Lula destacó que la desigualdad crea o amplía la mayor parte de las crisis que el mundo enfrenta en la actualidad. Esto exige de los gobiernos mundiales una actuación firme, para no solo para contener las graves consecuencias, sino para poder alcanzar las raíces de los problemas.
“La comunidad internacional está sumergida en un torbellino de crisis múltiples y simultáneas: la pandemia de Covid-19, la crisis climática y la inseguridad alimentaria y energética ampliadas por crecientes tensiones geopolíticas. El racismo, la intolerancia y la xenofobia se propagan, incentivadas por nuevas tecnologías creadas supuestamente para acercarnos”, expresó.
Los 10% más ricos de la población mundial son responsables de casi la mitad de todo el carbono lanzado en la atmósfera. Nosotros, países en desarrollo, no queremos repetir este modelo”
Creada por la ONU para determinar objetivos de desarrollo sostenible para el planeta, la Agenda 2030 sería el principal instrumento para aliviar estas presiones, pero, para el presidente, los objetivos para el final de la década difícilmente serán cumplidos.”
“El imperativo moral y político de erradicar la pobreza y acabar con el hambre parece estar anestesiado. En estos siete años que nos restan, la reducción de las desigualdades dentro de los países y entre ellos debería tornarse el objetivo-síntesis de la Agenda 2030”, declaró él.
CAMBIO CLIMÁTICO – Lula también destacó que los cambios en el clima deben ser enfrentados colectivamente, pero que los países industrializados deben cumplir con su responsabilidad histórica y material.
“Los países ricos crecieron basados en un modelo con altas tasas de emisiones de gases dañinos al clima. La emergencia climática torna urgente una corrección de rumbos y la implementación de lo que ya fue acordado. No es por otra razón que hablamos en responsabilidades comunes, pero diferenciadas. Son las poblaciones vulnerables del Sur Global las más afectadas por las pérdidas y daños causados por el cambio del clima. Los 10% más ricos de la población mundial son responsables de casi la mitad de todo el carbono lanzado en la atmósfera. Nosotros, países en desarrollo, no queremos repetir este modelo”, expresó el presidente.
Él también criticó a los países ricos por no cumplir acuerdos climáticos. “La promesa de destinar US$ 100 mil millones anualmente para los países en desarrollo permanece solo eso, una promesa. Hoy este valor sería insuficiente para una demanda que ya llega a los billones de dólares”.
La transición energética ocupa un lugar importante, por posibilitar que formas de generación no renovables y generadoras de contaminación puedan ser sustituidas por fuentes renovables. Como está haciendo a lo largo del año en los eventos internacionales, Lula destacó que Brasil es un ejemplo mundial en la producción de energía limpia.
“En Brasil, ya probamos una vez y vamos a probar de nuevo que un modelo socialmente justo y ambientalmente sostenible es posible. Estamos en la vanguardia de la transición energética, y nuestra matriz ya es una de las más limpias del mundo. El 87% de nuestra energía eléctrica proviene de fuentes limpias y renovables. La generación de energía solar, eólica, biomasa, etanol y biodiesel crece cada año. Es enorme el potencial de producción de hidrógeno verde. Con el Plan de Transformación Ecológica, apostaremos en la industrialización e infraestructura sostenibles”, resaltó.
AMAZONIA POR SI - Aún en la cuestión climática y ambiental, el presidente citó la iniciativa de reunir, en el mes pasado, a representantes de todos los países amazónicos en la Cumbre de la Amazonia, en una perspectiva de buscar un alineamiento y de crear una nueva agenda de colaboración entre los países que forman parte de aquel bioma.
"Retomamos una robusta y renovada agenda amazónica, con acciones de fiscalización y combate a crímenes ambientales. A lo largo de los últimos ocho meses, la deforestación en la Amazonia brasileña ya fue reducida en 48%. El mundo entero siempre habló de la Amazonia. Ahora, la Amazonia está hablando por si misma. Fuimos sede hace un mes de la Cumbre de Belém, en el corazón de la Amazonia, y lanzamos una nueva agenda de colaboración entre los países que forman parte de aquel bioma. Somos 50 millones de suramericanos amazónicos, cuyo futuro depende de la acción decisiva y coordinada de los países que posee soberanía sobre los territorios de la región", expresó el presidente.
“El Consejo de Seguridad de la ONU está perdiendo progresivamente su credibilidad. Esta fragilidad se deriva en particular de la acción de sus miembros permanentes, que traban guerras no autorizadas en busca de expansión territorial o de cambio de régimen. Su parálisis es la prueba más elocuente de la urgencia de reformarlo"
GOBERNANZA GLOBAL – En última instancia, la desigualdad es reproducida también en las instituciones internacionales. Nuevamente, el presidente Lula pidió por una reforma en estas entidades multilaterales, para que su funcionamiento no sirva solo para el mantenimiento de los privilegios de los países desarrollados.
“El principio sobre el cual se asienta el multilateralismo – el de la igualdad soberana entre las naciones – está siendo corroído. En las principales instancias de la gobernanza global, negociaciones en que todos los países tienen voz y voto perdieron aliento. Cuando las instituciones reproducen las desigualdades, ellas forman parte del problema, y no de la solución. El año pasado, el FMI entregó US$ 160 mil millones en derechos especiales de extracción para países europeos, y solo US$ 34 mil millones para países africanos. La representación desigual y distorsionada en la dirección del FMI y del Banco Mundial es inaceptable”, criticó el presidente.
Dentro de la ONU, un organismo que debe ser revisado, en la visión del presidente Lula, es el Consejo de Seguridad, que tiene una actuación limitada y no puede interferir ante los conflictos causados por sus propios miembros permanentes, como está sucediendo en los últimos años.
“El Consejo de Seguridad de la ONU está perdiendo progresivamente su credibilidad. Esta fragilidad se deriva en particular de la acción de sus miembros permanentes, que traban guerras no autorizadas en busca de expansión territorial o de cambio de régimen. Su parálisis es la prueba más elocuente de la necesidad y urgencia de reformarlo, confiriéndole mayor representatividad y eficacia”, resaltó Lula. “La ONU debe cumplir su papel de constructora de un mundo más justo, solidario y fraterno”.