Discurso del presidente Lula en la sesión de clausura de la Cumbre del G20 y traspaso de la presidencia a Sudáfrica
Brasil culmina hoy la penúltima etapa de una secuencia de cuatro años en los que el G20 ha estado liderado por países en desarrollo.
Indonesia, India, Brasil y ahora Sudáfrica ponen sobre la mesa perspectivas que interesan a la inmensa mayoría de la población mundial.
Partiendo de Bali, pasando por Nueva Delhi, hasta llegar a Río de Janeiro, hemos tratado de promover medidas que tengan un impacto concreto en la vida de las personas.
Lanzamos una Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza e iniciamos un debate inédito sobre la tributación de los superricos.
Incluimos el cambio climático en la agenda de los ministerios de finanzas y los bancos centrales y aprobamos el primer documento multilateral sobre bioeconomía.
Hicimos un Llamamiento a la Acción en favor de reformas que hagan más eficaz y representativa la gobernanza global y entablamos un diálogo con la sociedad a través del G20 Social.
Lanzamos un plan de trabajo para que los bancos multilaterales de desarrollo sean mejores, más grandes y más eficaces, y dimos voz a los países africanos en el debate sobre el endeudamiento.
Creamos el Grupo de Trabajo sobre Empoderamiento de la Mujer y propusimos un decimoctavo Objetivo de Desarrollo Sostenible para promover la igualdad racial.
Definimos principios clave sobre comercio y desarrollo sostenible y adoptamos el compromiso de triplicar la capacidad global de energías renovables para 2030.
Creamos una Coalición para la Producción Local y Regional de Vacunas y Medicamentos y decidimos ampliar el financiamiento para infraestructuras de agua y saneamiento.
Fuimos la sede de los eventos de la Ronda de Inversiones de la Organización Mundial de la Salud porque creemos que se necesitan más recursos para dar una respuesta colectiva a los nuevos y persistentes desafíos sanitarios.
Aprobamos una Estrategia para Promover la Cooperación en Innovación Abierta contra las asimetrías en la producción científica y tecnológica y decidimos establecer una fuerza de tarea sobre la gobernanza de la inteligencia artificial en el G20.
Este año celebramos más de 140 reuniones en 15 ciudades brasileñas.
Volvimos a adoptar declaraciones consensuales en casi todos los grupos de trabajo.
Hemos dejado como lección que cuanto mayor sea la interacción entre los canales de sherpas y de finanzas, mayores y más significativos serán los resultados de nuestro trabajo.
Trabajamos con ahínco, aunque tenemos conciencia de que apenas hemos arañado la superficie de los profundos desafíos a los que se enfrenta el mundo.
Tras la presidencia sudafricana, todos los países del G20 habrán ejercido el liderazgo del grupo al menos una vez.
Será un momento propicio para evaluar el papel que hemos desempeñado hasta ahora y cómo debemos actuar de aquí en adelante.
Tenemos la responsabilidad de hacerlo mejor.
Con esta esperanza paso el martillo de la presidencia del G20 al presidente Ramaphosa.
No se trata de un traspaso común de la presidencia, sino de la expresión concreta de los vínculos históricos, económicos, sociales y culturales que unen a América Latina y África.
Quiero dar las gracias a todos los que han contribuido con su aportación a la presidencia brasileña, especialmente a las personas que han trabajado para hacer posibles los resultados que hemos alcanzado.
Le deseo al compañero Ramaphosa todo el éxito en la conducción del G20. Sudáfrica puede contar con Brasil para ejercer una presidencia que vaya más allá de lo que hemos logrado.
Recuerdo las palabras de otro gran sudafricano, Nelson Mandela, que dijo: es fácil demoler y destruir; los héroes son aquellos que construyen.
Vamos a seguir construyendo un mundo justo y un planeta sostenible.
Muchas gracias.