Declaración del presidente Lula a la prensa durante la visita del primer ministro de Japón
Pues bien, me gustaría empezar esta entrevista pidiendo permiso al primer ministro japonés, nuestro distinguido visitante Fumio Kishida, para hablar un poco de Brasil y decir lo siguiente a la prensa.
Las primeras palabras del primer ministro, Fumio Kishida, en nuestra reunión fueron de solidaridad con la población del estado de Rio Grande do Sul, que está sufriendo una de las mayores inundaciones que hayamos visto.
Nunca antes en la historia de Brasil había llovido tanto en un mismo lugar. Para que se haga una idea, primer ministro, ya hay 235 municipios afectados por la corriente de agua y por las lluvias. La mitad del estado.
Ha habido 35 fallecidos, 74 desaparecidos, y los puentes sobre el Río Guaíba -cualquiera que sea brasileño sabe lo que es el Río Guaíba - alcanzan una altura de cuatro metros y medio. Se han bloqueado porque el agua se ha apoderado de todos los puentes.
Todo el mundo sabe que ayer estuve en Porto Alegre, y no podíamos ver casi nada, ni un centímetro delante de nuestras narices. Era mucha lluvia y mucha neblina, mucha niebla, pero fuimos con varios ministros, no solo para mostrar solidaridad, sino para hacer un compromiso público de que el Gobierno federal no dejará que falte ningún apoyo para que podamos recuperarnos de los daños que esta lluvia está causando al estado.
Lo único que no podemos recuperar son las vidas, sabe, que se han perdido, pero también queremos transmitir nuestra solidaridad a los familiares, nuestra solidaridad al pueblo de Rio Grande do Sul, y afirmar una vez más al gobernador del estado que el gobierno brasileño, el Gobierno federal y sus 37 ministros estarán disponibles para intentar ayudar al estado de Rio Grande do Sul.
Por eso, primer ministro, muchas gracias por su solidaridad y estoy seguro de que en Rio Grande do Sul también viven un gran número de descendientes de japoneses.
Pues bien, esta visita del primer ministro Fumio Kishida es importante. Japón tiene tantos habitantes en Brasil que el ministro no puede pasar mucho tiempo sin visitar Brasil. No todas las ciudades japonesas tienen el número de habitantes japoneses que tenemos aquí en Brasil.
Así pues, creo que todo primer ministro japonés, cuando gana las elecciones, tiene que visitar Japón, tiene que visitar algunos países, pero Brasil es el país que tiene más inmigrantes japoneses. La ciudad [comunidad] más grande después de Japón es Brasil.
Así pues, los ministros japoneses tienen que visitar Brasil de vez en cuando. Del mismo modo, los empresarios japoneses. Los empresarios japoneses, sobre todo aquellos que quieren invertir en nuevas tecnologías, que quieren invertir en, sabe, esta nueva cosa llamada inteligencia artificial, que quieren invertir en esta nueva industria de datos.
Brasil es un país que ofrece todas las posibilidades para establecer alianzas entre empresarios brasileños y empresarios japoneses. Yo digo todos los días, primer ministro, que, para nosotros, los brasileños, el buen comercio no es aquel en el que solo se vende y no se compra nada. El buen comercio es un comercio que es una calle de doble sentido. Uno vende y uno compra, y que ese comercio tenga un cierto equilibrio para que ambos países se sientan cómodos, sabe, con su política de relaciones comerciales.
Le dije al primer ministro Fumio, aquí presente, el problema es que alguna vez tuvimos una relación comercial entre Brasil y Japón, un flujo en la balanza comercial de casi 18 mil millones de dólares, y hoy en día se ha reducido a 11 mil millones de dólares.
Es poco para un país que es la tercera economía del mundo, para un país que va a ser la octava economía del mundo, es poco para el número de habitantes que tiene Japón, es poco para el número de habitantes que tiene Brasil, y es poco teniendo en cuenta la población que tiene poder adquisitivo para consumir las cosas buenas que se producen en nuestros países.
Recuerdo que no quería perder la oportunidad de contar esta pequeña historia aquí. El primer ministro japonés que recibí era el primer ministro Koizumi (Junichiro Koizumi). Y Brasil llevaba 28 años intentando vender frutas a Japón. Y Japón no quería comprar fruta brasileña debido a los prejuicios contra la llamada "mosca de la fruta".
Y a la hora del almuerzo, preparé una bandeja de mangos, los más hermosos que se habían producido en la cosecha brasileña, para ponerla entre el primer ministro japonés y yo. También mandé a preparar una bandeja de mangos cortados y listos para comer.
Y entonces el primer ministro Koizumi admiraba la belleza de los mangos, el tamaño de los mangos, ¿sabe? Estaba muy entusiasmado. Entonces le dije: “Primer ministro, pruebe un trozo de mango”. Así que cogió el tenedor, cogió un trozo de mango, se lo metió en la boca, lo masticó, dijo: “Muy bueno”.
Le dije: "Pues sí, primer ministro, es muy bueno, pero llevamos 28 años intentando exportar a Japón y ustedes no compran nuestros mangos. Lo compran en Malasia, no sé dónde, pero no los compran aquí".
Lo que sí sé es que, cuatro o cinco meses después, exportamos el primer cargamento de fruta a Japón y un montón de mangos salieron del aeropuerto de Petrolina, en Pernambuco, para exportarlos a Japón.
Y así es como hacemos que las cosas sucedan. A nadie le gusta lo que no conoce. A nadie le gusta lo que nunca ha probado. Y a menudo prejuzgamos a los demás sin conocernos.
Así que esta visita del primer ministro Fumio Kishida a Brasil, con un grupo de empresarios, va mañana a São Paulo para hablar con empresarios de São Paulo, y va al Parque Ibirapuera para tener una reunión con la comunidad japonesa.
Y le pedí que fuera al barrio de Liberdade para conocer Japón en Brasil. Que fuera a un restaurante de Liberdade a comer la mejor comida japonesa de Brasil, hecha por japoneses, descendientes de japoneses en Brasil. Porque hay dos millones setecientos mil, sabe, entre japoneses y descendientes de japoneses aquí en Brasil. Eso es mucho. Y tenemos aproximadamente doscientos once mil brasileños en Japón, o doscientos trece.
Así pues, la reunión de hoy es muy gratificante para mí. En primer lugar, porque he empezado por agradecer al primer ministro que me invitara al G7 en Hiroshima. Confieso que quería visitar Hiroshima, visité Hiroshima, visité la tumba en homenaje a las poblaciones que murieron en Hiroshima y pude participar en una reunión muy importante en Hiroshima.
También empecé por agradecer al primer ministro porque Japón ha tomado una medida extraordinaria suprimiendo la obligación de visado para los brasileños que viajan a Japón. Esto significa que ahora los brasileños pueden viajar a Japón, conocer Japón, conocer las islas de Japón, conocer al pueblo japonés, ver lo desarrollado que está este país.
Y creo que fue un avance extraordinario en la relación Brasil-Japón que vayamos a cumplir 130 años de relaciones diplomáticas, 130 años. El primer ministro me invitó a Japón en 2025. En 2025, vamos a consolidar nuestra alianza estratégica y vamos a celebrar el Año de la Cultura Brasil-Japón.
Le dije al primer ministro: “Está bien, ya he aceptado ir a Japón en 2025”. No te llevo a ti, Alckmin, porque no podemos viajar juntos, y espero que hagamos una gran fiesta en Japón, entre la comunidad japonesa y la comunidad brasileña, para que podamos sellar definitivamente esta alianza estratégica.
Brasil no quiere que Japón lo vea como si fuera un país más pequeño, como si fuera un país pobre, como si fuera... No, Japón tiene que ver a Brasil tan grande como es. Brasil es un país grande, no solo desde el punto de vista territorial, no solo desde el punto de vista fronterizo, no solo desde el punto de vista de su selva, no solo desde el punto de vista de su riqueza mineral.
Brasil es un gran país porque Brasil tiene un pueblo extremadamente trabajador y generoso. Sin faltar al respeto a ningún país, creo que hay pocas personas en el mundo con la alegría y el desprendimiento del pueblo brasileño. Por eso, es importante que Japón adopte a Brasil como un socio preferencial, como un socio estratégico. Para que podamos vender más y comprar más.
Yo, por ejemplo, creo que... No sé qué habrán cenado anoche, pero por el amor de Dios, si se encuentran en São Paulo... Alckmin, tú estarás allí. Fuiste gobernador de ese estado, eres el ministro de desarrollo, eres el vicepresidente. Por favor, lleva al primer ministro Fumio a una parrillada en el mejor restaurante de São Paulo, para que la semana siguiente empiece a importar nuestra carne, con el fin de generar más desarrollo.
Nuestra carne es de calidad y más barata que la que ustedes compran. Ni siquiera sé el precio, pero estoy seguro de que la nuestra es más barata. Y de la mejor calidad. Este ministro de Agricultura (Carlos Fávaro) hace una parrillada que, si la comiera el primer ministro, no querría volver a Japón.
Así pues, estoy muy satisfecho con esta reunión. Quiero decir a los empresarios japoneses que están aquí que este país ha decidido ser grande, Brasil ha decidido ser desarrollado, Brasil quiere salir del grupo de los países en desarrollo. Queremos convertirnos en un país altamente desarrollado, queremos estar entre las seis mayores economías del mundo, tenemos estabilidad jurídica, tenemos estabilidad fiscal, tenemos estabilidad económica, tenemos estabilidad social, y tenemos una cosa sagrada que es la previsibilidad.
Aquí no hacemos nada a altas horas de la noche, sin hacer ruido. Aquí, todo el mundo sabe lo que vamos a hacer, porque nuestro compromiso, ahora que ya no somos un país del tercer mundo, ahora que ya no somos un país en vías de desarrollo, ahora, orgullosamente, primer ministro, somos un país del Sur Global. Esto le da un estatus mayor a Brasil, porque los países que antes estaban en vías de desarrollo han empezado a crecer, les ha gustado crecer, a la gente le gusta ganar más, a la gente le gusta trabajar más, a la gente le gusta tener acceso a los bienes materiales que producen.
Recuerdo que era presidente de la República cuando surgió la cuestión de la televisión digital. Estaba el modelo americano, estaba el modelo japonés y estaba el modelo europeo. Aquí, en América del Sur, casi todos los países estaban adoptando el modelo europeo. Y Brasil decidió adoptar el modelo japonés. Y yo hablé con todos los presidentes, desde Chávez (Hugo Chávez, expresidente de Venezuela) hasta Kirchner (Néstor Kirchner, expresidente de Argentina), mostrándoles la importancia de adoptar el modelo japonés. Que Japón iba a montar una fábrica de semiconductores aquí en América del Sur y en Brasil. Todo esto fue mostrado.
La fábrica de semiconductores aún no se ha producido. Pero como estoy vivo y soy joven, creo que los empresarios japoneses se darán cuenta de que no pueden perder un mercado como el brasileño y la influencia que este tiene sobre otros mercados. Porque, para nosotros, no tiene sentido crecer solos en Brasil. No queremos ser ricos rodeados de pobres. Queremos que todos crezcan, sabes, igual.
Queremos que los países vecinos de Brasil se desarrollen. Queremos que todos crezcan y tengan oportunidades. Y ahora que el mundo está atónito discutiendo la cuestión climática. Que el mundo se está dando cuenta de que o cuidamos el planeta o él no nos cuida más, la gente se está dando cuenta de que la discusión sobre el calentamiento global es algo más serio que teórico, América del Sur se presenta como un lugar de oro para la inversión, para discutir la transición energética, para discutir la transición climática y para producir la energía limpia que se quiera producir.
Por eso me gustaría que los empresarios japoneses que vinieron a Brasil pensaran en ello. Cuando estén pensando en hacer alguna inversión, miren el mapa del mundo y digan: "Es Brasil el país en el que voy a invertir, porque es donde se quedaron los japoneses, donde se instalaron los japoneses, donde están viviendo los japoneses y donde tenemos casi 3 millones de habitantes".
Y entonces estaremos agradecidos. Empezaremos a invertir en Japón. Nuestros empresarios van a crecer. Y todo va a mejorar entre Japón y Brasil. Con estas palabras quiero agradecer a Japón su visita en este día tan importante para nosotros.
Primer ministro, muchas gracias. Puede estar seguro de que se llevará de Brasil lo mejor que tenemos, que es mucho, pero mucho amor en nuestros corazones para compartirlo con todos nuestros hermanos del planeta Tierra.
Muchas gracias, estimado.