Discurso del presidente Lula con motivo de la Cumbre Virtual de la CELAC
Mi estimada compañera Xiomara Castro, presidenta pro tempore de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), a quien agradezco la oportuna y necesaria convocatoria a esta reunión.
Estimados amigos, jefes de Estado y de Gobierno y demás representantes de nuestra CELAC.
Me entristece mucho que, menos de dos meses después de la Cumbre de Kingstown, estemos reunidos para debatir la invasión de la Embajada de México por parte de fuerzas policiales armadas de Ecuador.
Nunca antes se había producido una medida de esta naturaleza, ni siquiera en los peores momentos de desunión y desencuentro registrados en América Latina y el Caribe.
Ni siquiera en los oscuros días de las dictaduras militares de nuestro continente.
Lo ocurrido en Quito el 5 de abril es sencillamente inaceptable y no afecta solo a México.
Tiene que ver con todos nosotros.
Una disculpa formal de Ecuador es un primer paso en la dirección correcta.
También acojo con beneplácito la propuesta de Bolivia de conformar una comisión integrada por los países de la CELAC para dar seguimiento, conjuntamente con el gobierno ecuatoriano, a la evolución de la situación y de la salud del ex vicepresidente Jorge Glas.
Esto nos daría tiempo para avanzar en los debates sobre un salvoconducto necesario para su salida del país.
La gravedad de la situación obliga a expresar claramente el rechazo inequívoco de la región a lo ocurrido.
La inviolabilidad absoluta de las misiones y el personal diplomático, establecida por la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961, es uno de esos pilares del derecho internacional que no admite excepciones, sea cual sea la justificación.
América Latina tiene una tradición humanitaria pionera en defensa del derecho al asilo diplomático.
Hace exactamente 70 años firmamos la Convención de Caracas sobre Asilo Diplomático.
La propia Corte Internacional de Justicia se ha ocupado de la cuestión y fue muy clara al respecto en el caso Haya de la Torre entre Colombia y Perú.
Por lo tanto, absolutamente nada justifica la escena que presenciamos en Quito.
Nuestro reto ahora es encontrar formas de restablecer la confianza y el diálogo.
Tenemos que mirar hacia delante y encontrar formas de superar esta crisis.
No debemos esperar a que se resuelva el conflicto desde fuera. Debemos valorizar nuestros propios medios e instancias.
Esto es fundamental para que la CELAC siga siendo el mecanismo de integración y concertación por excelencia en nuestra región.Nuestra región ya ha sido víctima del colonialismo y de las acciones unilaterales de las grandes potencias. No queremos eso para nuestros pueblos.
Somos una región plural. Seguiremos teniendo diferencias de puntos de vista y opiniones, pero tenemos, sobre todo, el compromiso de resolverlas sobre la base del diálogo y de la diplomacia.
En este sentido, estimo positivo el recurso de México ante la Corte Internacional de Justicia.
También es esencial que la CELAC siga trabajando para restablecer el diálogo y normalizar las relaciones entre Ecuador y México, dos socios importantes para Brasil y fundamentales para consolidar la integración regional.
Y, por último, quiero hacer un llamamiento a todos para que nos comprometamos a trabajar para que episodios como este no vuelvan a repetirse en nuestra región.
Muchas gracias.