Discurso del presidente Lula durante la botadura al mar del submarino Tonelero
En primer lugar, quiero pedir disculpas a nuestros invitados, porque no voy a leer toda la lista, ya que todos han hablado en nombre de todos los que están aquí. Sería repetitivo y, como vamos a tener elecciones este año en Brasil, a partir de ahora es peligroso que alguien gane un voto si menciono su nombre... …o que pierda un voto.
Así que me gustaría antes que nada saludar a mi querida compañera Janja, quien debería habernos traído un poquito de champán para que bebiéramos, pero Olsen [Marcos Sampaio Olsen, comandante de la Marina] nos ha obligado a tirar la botella con vidrio y todo.
Quiero saludar al compañero Emmanuel Macron, presidente de la República Francesa. Quiero saludar al gobernador de Río de Janeiro y quiero saludar a nuestro querido Olsen, comandante de la Marina y, en su nombre, quiero saludar a toda la gente de la Marina que está aquí. Y también quiero saludar al exministro Karam, no solo porque haya sido ministro, sino porque mañana cumple 100 años de edad. Le dije que parece que va a vivir hasta los 120 años, que es la edad que le he pedido a Dios que me permita vivir - tan solo 40 años más es lo que le pido para quedarme aquí en el planeta Tierra, después me iré a otro lugar.
Me gustaría empezar diciendo que este día es un poco histórico para Brasil, para Francia, porque es cierto, como dicen los poetas, que una andadura, por larga que sea, empieza siempre con el primer paso. La Muralla China, alguien debió tener el coraje de construirla, de poner el primer ladrillo. Y lo que está ocurriendo hoy es el resultado de una andadura que el año que viene cumplirá 200 años de relaciones diplomáticas entre Brasil y Francia. No es poca cosa. Además, la Revolución Francesa ha inspirado a muchos brasileños y brasileñas a lo largo de la historia de Brasil y Francia.
Y hoy es un día memorable, porque yo le había insistido al presidente Macron que viniera a Brasil. Le había insistido al presidente Macron que viniera a ver este astillero que está aquí, porque él dijo que es uno de los más modernos del mundo, pero yo le dije que, si viniese aquí, no vería el astillero más moderno, uno de los más modernos, vería el astillero más sofisticado de este siglo, construido aquí en Brasil, para construir nuestro primer submarino de propulsión nuclear conjuntamente con Francia.
Espero que el presidente Macron se lleve de Brasil no solo la imagen de nuestro astillero, la imagen de nuestro navío, que está a punto de entrar en el agua, sino la imagen del cariño del pueblo brasileño, que vio ayer en la Amazonia, y que está viendo hoy en Río de Janeiro.
Ayer dejamos el corazón de la Amazonia Verde, en Belém, para ocuparnos de otra Amazonia, la Amazonia Azul.
Desde el Astillero de Itaguaí podemos ver la inmensidad de los 5,7 millones de kilómetros cuadrados de espacio marítimo brasileño.
El 95% del comercio exterior brasileño transita por el Atlántico Sur, donde hay recursos naturales y una rica biodiversidad aún sin explorar.
De la Amazonia Azul obtenemos el 85% del petróleo, el 75% del gas natural y el 45% del pescado que se produce en el país.
La protección de este patrimonio natural y el mantenimiento del Atlántico Sur como Zona de Paz y Cooperación ocupan un lugar central en la política exterior brasileña. A lo largo de los últimos 150 años, estos objetivos nacionales se han convertido en realidad con el apoyo de Francia.
Varios navíos de la Marina de Brasil fueron construidos en Francia, como nuestro primer navío acorazado, llamado Brasil, recibido en 1865, o el portaaviones São Paulo, el cual estuvo en servicio entre 2000 y 2014.
Hoy, con el complejo instalado aquí en la Bahía de Sepetiba, Brasil forma parte de un pequeño grupo de países que dominan la construcción de submarinos.
El ProSub es el mayor y más importante proyecto de cooperación internacional de Brasil en materia de defensa. Este proyecto garantiza la soberanía brasileña en nuestras costas, fortalece la industria naval generando puestos de trabajo e ingresos, y promueve el desarrollo del sector con una gran dosis de innovación.
En esta ocasión, a través de nuestra querida madrina Janja, echamos al mar el Tonelero, el tercero de la serie de submarinos convencionales desarrollados con Francia desde 2008.
Brasil cuenta actualmente con dos submarinos de la clase Scorpène, el Riachuelo y el Humaitá. En 2025, año del bicentenario de las relaciones con Francia, botaremos un cuarto, el Angostura.
Nuestra cooperación en materia de defensa no se limita a la dimensión naval. Los helicópteros que el presidente Macron y yo utilizamos hace un rato para llegar a Itaguaí se producen en Itajubá, Minas Gerais, la única fábrica de helicópteros de América Latina y resultado del consorcio Helibrás/AIRBUS.
La continuidad de sus operaciones y su posible expansión al sector aeronáutico civil están en consonancia con la política brasileña de neoindustrialización.
El presidente Macron y yo acordamos ampliar este esfuerzo con la creación del Comité Bilateral de Armamento, centrado en el desarrollo de sinergias y la promoción de un mayor equilibrio en nuestro comercio de productos de defensa. En el ámbito espacial, el satélite geoestacionario construido en Niza en 2017 ha garantizado la independencia y la soberanía en las comunicaciones de defensa y ha supuesto un amplio proceso de absorción y transferencia de tecnología.
Hemos adquirido el Supercomputador Santos Dumont procedente de Francia, que ya se encuentra hospedado cerca de aquí, en Petrópolis. Ahora vamos a modernizarlo y quintuplicar su capacidad de procesamiento.
Constituirá una poderosa herramienta de investigación y también de apoyo a los sectores de defensa, energía, clima y sanidad. Será fundamental para el desarrollo de la Inteligencia Artificial en el país.
Mi querido amigo, presidente Macron,
Nuestra alianza, con su alto nivel de cooperación en tecnologías de punta, refuerza la determinación de Brasil de alcanzar una mayor autonomía estratégica, esencial frente a las múltiples crisis y desafíos a los que se enfrenta la humanidad en este siglo XXI.
Mis amigos y mis amigas:
Antes de terminar, me gustaría, sobre todo, dar a la prensa francesa una pequeña explicación de por qué es importante para Brasil desarrollar una estrategia de defensa que le permita a este país, que tiene una frontera seca de 16,8 mil kilómetros. Un país que tiene una frontera marítima de 8,5 mil kilómetros cuadrados.
Un Brasil que hace frontera con todo el continente africano, porque aquí tratamos al océano Atlántico como si fuera un río atlántico, porque hacemos frontera con todo el continente africano. Y tenemos que preocuparnos por nuestra defensa. No porque queramos la guerra. La defensa es para los que quieren la paz. La defensa para los que viven en un continente que ya definió, en todas las reuniones de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que vamos a seguir siendo, en América Latina y en América del Sur, una Zona de Paz.
Un país que quiere protegerse y construir la soberanía de su pueblo tiene que preocuparse por su espacio aéreo, tiene que preocuparse por sus riquezas minerales, tiene que preocuparse por sus riquezas del suelo y del subsuelo, tiene que preocuparse por sus riquezas marítimas. Pero, sobre todo, tenemos que preocuparnos por la tranquilidad de los 203 millones de brasileños que viven en este país y por la tranquilidad que necesitamos garantizar al planeta Tierra. Porque hoy en día sabemos que existe un gravísimo problema de animadversión contra el proceso democrático en este país, contra el proceso democrático en el planeta Tierra. Y sabemos que la alianza que Francia está construyendo con nosotros es una alianza que permitirá que dos países importantes, cada uno en un continente, se preparen para que podamos convivir con esta adversidad, sin preocuparnos por ningún tipo de guerra, porque somos defensores de la paz en todos los momentos de nuestra historia.
Quiero decirle, presidente Macron, que se vaya de Brasil sabiendo que al pueblo brasileño le gusta el pueblo francés. Y estoy seguro de que al pueblo francés le gusta el pueblo brasileño. Tenemos que aprovechar esta amistad, este entendimiento, para que podamos fortalecer ambos países, para que podamos intercambiar nuestros conocimientos científicos y tecnológicos, para que podamos producir una Inteligencia Artificial del bien, y no una Inteligencia Artificial del mal. Una Inteligencia Artificial que ayude a cuidar de la salud, que ayude a cuidar de los pobres, que mejore la descarbonización del planeta Tierra, y no una Inteligencia Artificial que cuente fake news todo santo día a oídos y ojos de millares y millares de millones de seres humanos.
Cuando nos reunamos mañana en Brasilia, vamos a firmar posiblemente el mayor número de acuerdos que Brasil y Francia hayan firmado nunca. Me gustaría que usted, querido amigo, presidente Macron, cuando termine nuestra conversación mañana, vuelva a Francia y les diga a los franceses que Brasil quiere el conocimiento de la tecnología nuclear - no para hacer la guerra, queremos tener el conocimiento para garantizar a todos los países que quieren la paz, que sepan que Brasil estará del lado de todos, porque la guerra no construye, la guerra destruye. Lo que construye es el desarrollo, es el conocimiento científico, es el conocimiento tecnológico y es en este ámbito en el que queremos fortalecer nuestra alianza con el pueblo francés.
Muchas gracias por su presencia y felicitaciones a la Marina de Brasil. Felicitaciones Olsen por tu trabajo, felicitaciones a los excomandantes. Y estoy seguro de que este cariño que tenemos por la Marina, lo tenemos por la Fuerza Aérea brasileña, por la Aeronáutica y lo tenemos por el Ejército brasileño, porque un país del tamaño de Brasil necesita tener unas Fuerzas Armadas altamente cualificadas, altamente preparadas, al punto de responder para garantizar la paz cuando nuestro país lo necesite.
Felicitaciones a todos por este día memorable. Y espero que ahora tengamos la oportunidad de ver al submarino entrar en el agua, porque hasta ahora no lo hemos visto.
Un abrazo y buena suerte al pueblo francés y al pueblo brasileño.