Discurso del presidente Lula en la sesión de clausura de la 46ª Conferencia de la Comunidad del Caribe
Transmisión | Lula participa en la Conferencia de jefes de Gobierno de la Comunidad del Caribe, en Guyana | CanalGov
Quiero decirles que es una alegría poder participar en esta reunión de la CARICOM. Quiero saludar al compañero Irfaan Ali, presidente de la República Cooperativa de Guyana. Quiero saludar a los jefes de Estado y de Gobierno, y quiero tratarlos como compañeros en esta reunión. Los países de la CARICOM y Brasil fueron colonizados durante mucho tiempo. Y cuando me convertí en presidente de Brasil en 2003, descubrí que teníamos una deficiencia en nuestras políticas internacionales. Habíamos aprendido durante muchos siglos que nuestra relación era con nuestro colonizador o que nuestra relación era con los llamados países ricos.
Brasil vivía de espaldas a Sudamérica, Brasil vivía de espaldas a Latinoamérica, Brasil vivía de espaldas a los países del Caribe, Brasil no miraba al continente africano y Brasil miraba a la Unión Europea y a Estados Unidos. Siempre existió la idea fija de que este enfoque en los países más ricos despertaría el interés de los países ricos por invertir en Brasil.
En 2003, tomamos la decisión de dar prioridad a nuestra relación con los países de América del Sur, América Latina, los países que forman parte de CARICOM y el continente africano. Es importante recordar que Brasil ha tenido embajadoras y embajadores en todos los países de la CARICOM. Y hemos aprendido una lección de todo esto. Es que las relaciones, teniendo en cuenta las similitudes entre nuestros países, suelen ayudarnos mucho más que depender de la ayuda de nuestro colonizador. Por eso estoy tan contento de volver a Guyana. Sobre todo, de participar en la 46ª Conferencia de jefes de Estado de la Comunidad del Caribe.
En 2005, tuve el honor de participar en una cumbre como ésta, en Surinam. Fue la primera vez que un jefe de Estado brasileño se dirigió a los líderes de CARICOM. En 2010, Brasil acogió una reunión Brasil-CARICOM. Esto dio lugar a nuestra asociación con el Banco de Desarrollo del Caribe, así como a diversas iniciativas de cooperación técnica. A pesar de este acercamiento, no hemos conseguido consolidar una agenda consistente con la región.
Sabemos que CARICOM espera mucho más de Brasil. Conocemos los principales problemas que afectan a la región: la inseguridad alimentaria, que -según el Programa Mundial de Alimentos- amenaza a la mitad de la población caribeña; y el cambio climático, que pone en riesgo a todo el planeta, especialmente a los países insulares.
Quiero señalar que estos dos problemas están en el centro de los debates que Brasil mantiene en los foros internacionales. También quiero subrayar que estos dos problemas tienen la misma raíz: la desigualdad. Por lo tanto, la lucha contra la desigualdad en el mundo es también la lucha del pueblo caribeño.
No es posible que en un planeta que produce comida suficiente para alimentar a toda la población mundial, cerca de 735 millones de seres humanos no tengan que comer. No es posible que los países ricos, principales responsables de la crisis climática, continúen incumpliendo el compromiso de destinar USD 100 mil millones de dólares anuales a los países en desarrollo, para el enfrentamiento al cambio del clima. No es posible que el mundo gaste por año USD 2 billones 200 mil millones de dólares en armas. Todos sabemos que las guerras provocan destrucción, sufrimiento y muertes, sobre todo de civiles inocentes.
Brasil seguirá luchando por la paz mundial. Una guerra en la distante Ucrania afecta a todo el planeta, porque encarece los precios de los alimentos y de los fertilizantes. Un genocidio en la Franja de Gaza afecta a toda la humanidad, porque cuestiona nuestro propio sentido de humanidad. Y confirma una vez más la opción preferencial por los gastos militares, en vez de inversiones en el combate al hambre en Palestina, en África, en América del Sur o en el Caribe.
Mis compañeras y mis compañeros, escuché de la primera ministra Mia Mottley que Barbados tiene 27 vuelos semanales al Reino Unido y los Estados Unidos y ninguno a Brasil. Por tanto, nuestro mayor obstáculo es la falta de conexiones, ya sea por tierra, por mar o por el aire.
Una de las rutas de integración y desarrollo prioritarias para mi gobierno es la del Escudo Guyanés, que abarca a Guyana, a Surinam y a Venezuela. Queremos, literalmente, allanar nuestro camino hasta el Caribe. Abriremos corredores capaces de suplir las demandas de abastecimiento y fortalecer la seguridad alimentaria de la región.
Es importante recordar, presidente, que mi ministro de Transportes, mi ministro de Puertos y Aeropuertos, mi ministro de Integración Nacional y mi ministra de Planificación han viajado ahora conmigo, para que podamos discutir, hoy, con Guyana y Surinam, la apertura de los caminos que necesitamos abrir, para que nuestra integración sea efectiva.
Brasil puede ofrecer géneros alimenticios a precios competitivos. Pero también puede contribuir para ampliar la productividad agrícola local. Por eso quiero invitar a los países de CARICOM a sumarse a la Alianza Global de Combate al Hambre y a la Pobreza que será lanzada por la presidencia brasileña del G20. Queremos promover políticas públicas y movilizar recursos para esta causa.
Mis amigos y mis amigas, la creación del fondo de pérdidas y daños, en la COP de Dubái, fue una conquista histórica. Pero la lucha no terminará mientras no hubiere más fondos para adaptación y para el cumplimiento de la Agenda 2030 como un todo.
Como anfitrión de la COP30, Brasil quiere trabajar con los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (SIDS). El IPCC es categórico sobre la urgencia de limitar el aumento en la temperatura global a un grado y medio. Debemos unir fuerzas para avanzar en nuestra "Misión 1.5 °C", acelerando la implementación de los compromisos ya asumidos y adoptando metas más ambiciosas en el 2025.
Con Guyana y Surinam, que también son países miembros de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), queremos invitar a otros países de CARICOM a seguir a San Vicente y las Granadinas y sumarse a la Declaración “Unidos por nuestras Selvas”. Los servicios que las selvas le prestan al mundo deben ser valorizados. El Caribe es vulnerable a eventos extremos, que también se tornaron más frecuentes en Brasil.
Tengo la satisfacción de anunciar que Brasil y CARICOM decidieron fortalecer la gestión integrada de riesgos de desastres, por medio del “Mecanismo de Respuesta Regional” de la Agencia Caribeña de Gestión de Emergencias en Desastres.
Amigas y amigos, Brasil y CARICOM están lado a lado también en la defensa de una gobernanza global más justa. No es mera coincidencia que, en las votaciones de la Asamblea General de la ONU, la convergencia entre nosotros llegue al 80%. También compartimos el diagnóstico de la Iniciativa de Bridgetown.
Muchas de sus propuestas son banderas que Brasil levantará durante su presidencia del G20. Me refiero, en particular, a la exigencia de un aumento de los recursos disponibles para los países en desarrollo. A finales de este año, haremos una contribución al fondo concesional del Banco de Desarrollo del Caribe. Los países caribeños sufren altos niveles de endeudamiento y tienen condiciones menos favorables para la renegociación porque han ascendido a la categoría de países de renta media.
Guyana, Haití, Surinam y Trinidad y Tobago son miembros del asiento de Brasil en la dirección ejecutiva del FMI. Todos nos beneficiaríamos de la reforma de las instituciones de Bretton Woods, para tornarlas más representativas. La arquitectura financiera internacional no dispone de herramientas adecuadas para responder a las demandas de desarrollo sostenible y enfrentamiento al cambio del clima.
En Haití, debemos actuar con rapidez para aliviar el sufrimiento de una población dilacerada por la tragedia. Desgraciadamente, la comunidad internacional no dio oídos cuando Brasil alertó que el esfuerzo de estabilización solo sería sostenible con apoyo macizo al desarrollo y al fortalecimiento institucional del país.
Hoy, Haití – primera nación independiente del Caribe y primer país a abolir la esclavitud en el hemisferio occidental – se ve nuevamente inmerso en una espiral de inseguridad e inestabilidad. Escuchar la voz de la región es por tanto imprescindible.
Son de suma importancia el comprometimiento caribeño en la Misión Multinacional de la ONU y el empeño del Grupo de Personalidades Eminentes de CARICOM en la mediación entre las fuerzas políticas haitianas. La crisis de seguridad solo se resolverá con avance en el proceso político.
Tenemos una conexión especial con Haití, materializada por los cerca de 200 mil haitianos que viven en Brasil. Estamos ofreciéndole entrenamiento a la Policía Nacional Haitiana y vamos a inaugurar un centro de formación profesional para jóvenes haitianos en el sur del país, por el valor de 17 millones de dólares.
Con más de cincuenta años, CARICOM es uno de los más antiguos bloques de integración del mundo en desarrollo. El PIB combinado de sus quince miembros es de 120 mil millones de dólares, mayor que el de algunos países suramericanos. Su población de 19 millones de personas es un activo muy valioso.
Brasil volvió a mirar para su entorno, consciente de que solamente juntos lograremos una inserción internacional robusta. CARICOM se abrió para el Sur, rechazando la condición de zona de influencia de potencias ajenas a la región. Tenemos el desafío de mantener nuestra autonomía en medio a rivalidades geopolíticas. Cabe a nosotros mantener la región como zona de paz.
Abrigamos sociedades multiétnicas, entrelazadas por culturas vibrantes. Pero también cargamos el trauma de la mayor migración forzada de la Historia. Brasil y el Caribe fueron los grandes destinos del tráfico humano. Como parte de la diáspora africana, compartimos la responsabilidad de rescatar y preservar la memoria de los flagelos del colonialismo y de la esclavitud.
Nuestra relación puede ir mucho más allá del intercambio de buenas prácticas y de actividades de capacitación. Vemos en el bloque a un socio económico promisorio y a un interlocutor político estratégico.
Brasil ya es el quinto mayor proveedor de CARICOM. Nuestro flujo comercial fue de USD 2,700 millones de dólares el año pasado, pero ya había superado USD 5 mil millones en el 2008, lo que demuestra su potencial de crecimiento.
La Agencia Brasileña de Promoción de Exportaciones identificó más de mil oportunidades de inserción de productos brasileños en los países de la Comunidad. Ocurre que bienes y servicios no circulan donde no hay vías abiertas. Belém, Boa Vista y Manaos están más cerca de capitales del Caribe que de otras grandes ciudades brasileñas.
Mis amigos y mis amigas, en la Cumbre del 2010, hablé de nuestra vocación – de Brasil y del Caribe – de “acercar para unir y unir para cambiar”. Este mensaje sigue actual y relevante.
En mis mandatos anteriores, llegamos a tener embajadas residentes en todos los países de CARICOM. Queremos restablecer nuestra presencia diplomática en todos los países de CARICOM.
Estamos reabriendo nuestra misión en San Vicente y las Granadinas. Reanudaremos nuestro mecanismo de consultas políticas para profundizar nuestro diálogo y formular una agenda sustantiva para una segunda Cumbre Brasil-CARICOM.
El escritor caribeño Naipaul, premio Nobel de literatura, dijo que “muchas personas están confinadas en el nicho que esculpen para sí mismas y se limitan a pocas posibilidades por la estrechez de su visión”.
Por eso quiero invitarlos para, juntos, expandir nuestra visión y conquistar un lugar mayor en el mundo. CARICOM es un socio fundamental de Brasil y parte indispensable de CELAC, sin la cual el proyecto de integración regional permanecerá inacabado.
Muchas gracias.