Pronunciamiento del presidente de la República, Luiz Inácio Lula da Silva, durante su condecoración con el Orden Doctor António Agostinho Neto, en Luanda, Angola
Bueno, quería saludar al presidente João Lourenço, saludar a los ministros, al vicepresidente, al presidente del Tribunal Constitucional, a la presidenta del parlamento que estaba aquí, a mi delegación de ministros y diputados. Y decir que es muy honroso para un hombre que hace política hace 50 años, a los 77 años recibir una condecoración que lleva el nombre de António Agostinho Neto.
Cuando un ser humano llega a la edad que tengo, normalmente, mucha gente piensa que es hora de parar. Y cuando recibo un Orden, el más importante de Angola, que lleva el nombre del símbolo de este país, que lleva el nombre de la persona que murió antes de su tiempo, porque aún podría haber vivido mucho más para construir la Angola que él soñó durante toda la lucha por la independencia.
Cargaré esta medalla con el compromiso de que quien tiene una causa no puede parar de luchar. Este Orden aumenta mi responsabilidad, porque ahora, presidente, estoy asumiendo el compromiso de intentar hacer una campaña mundial contra la desigualdad. La desigualdad existe en tantos lugares, que muchas veces miramos solo para nosotros y no vemos que la desigualdad está entre yo y la persona con quien estoy hablando. Porque tenemos la desigualdad de raza, la desigualdad de género, la desigualdad de edad, la desigualdad en la calidad de la educación, la desigualdad en la calidad de la salud, la desigualdad en el salario. Ahora en Brasil aprobamos una ley que la mujer tendrá que recibir el mismo salario del hombre si ella hace la misma función. Ahora es ley, y creemos que fue un avance extraordinario.
¿Y saben lo que pretendo hacer en esta campaña, en la lucha contra la desigualdad? Esta lucha solo puede funcionar si creamos indignación en las personas que comen, que se indignen ante las personas que no comen. Solo tiene sentido hacer esta lucha si la persona que estudia se indigna porque hay una que no puede estudiar. Si la persona desayuna, tiene que indignarse porque hay un niño que no desayuna.
Si no logramos crear una consciencia de que este mundo tiene conocimiento científico, tecnológico, tiene conocimiento genético, este mundo produce alimento para sostener a cuantos miles de millones de seres humanos nazcan. Pero no tiene sentido la cantidad de millones de niños que se van a dormir todas las noches sin tener un vaso de leche para tomar. Y no es porque no hay leche, no es porque no hay comida; es porque no tienen dinero, porque la concentración de la riqueza ha aumentado cada día que pasa.
Por más que luchemos, la concentración de riqueza está aumentando. Cada vez el 1% tiene más riqueza, y cada vez más los 50% más pobres están cada vez más pobres. Espero que, con esta honraría y con esta medalla en el pecho, quien sabe alimentado por la inteligencia, por el pensamiento revolucionario de Agostinho Neto, yo pueda intentar convencer a la humanidad a indignarse contra la desigualdad, porque no es posible.
Brasil es el tercer mayor productor de alimento del mundo, Brasil es el mayor productor de proteína animal del mundo. No obstante, millones no pueden comer un pedazo de carne, y 33 millones de personas aún pasan hambre en mi país; cuando habíamos acabado con el hambre en el 2012.
Esta lucha, ya lo hablé con el Papa Francisco, ya fui al Consejo Mundial de Iglesias, y esta es una lucha que creo que solo la ganaremos si la ponemos como prioridad en nuestra vida, en cada discurso, en cada sonido nuestro.
Todos soñamos con la participación de la mujer en la política, pero por la desigualdad de tratamiento que la mujer recibe en la sociedad, por la cantidad de desigualdad que existe en el comportamiento del hombre con relación a la mujer, la mujer aún no logró expresarse como la mayoría que ella es en la política en los países.
A veces nos alegramos porque hay una mujer presidenta de un partido, porque hay una mujer presidenta de la Cámara, porque hay una mujer presidenta de no sé qué, pero si ella es solo una mayoría, si ellas nos trajeron al mundo, creo que es justo, de una vez por todas, comprender que ellas sí pueden ser la mayoría y gobernar el mundo en lugar de nosotros. Quién sabe un día logremos eso, acabamos con la desigualdad más grave, que es que la mujer sea tratada como objeto de cama y mesa ya en pleno siglo XXI.
Es necesario que los hombres maduren, es necesario que la humanidad madure. Y ahora con las ideas de Agostinho Neto, porque la verdad es que él murió, pero sus ideas no murieron, sus ideas continúan flotando en el aire, entrando en la cabeza de cada compañero y cada compañera de Angola, de cada compañero, ahora, brasileño, porque esas ideas caerán en mi cabeza y estoy seguro de que lograremos ese propósito.
Porque, si yo solo ya había regresado, junto con Agostinho Neto vamos a vencer.
Muchas gracias, presidente.