Discurso del Presidente de la República, Luiz Inácio Lula da Silva, en ocasión de la 62ª Cumbre del MERCOSUR
Con mucha alegría regreso a Argentina para participar de una Cumbre del MERCOSUR.
Esta satisfacción es aún mayor por estar hoy en la triple frontera, un lugar de gran simbolismo para la integración entre nuestros países y de gran belleza natural.
Hoy cumplo una etapa esencial en el reencuentro de Brasil con la región.
En mi primer mes de gobierno participé en la Cumbre de la CELAC en Buenos Aires.
En mayo nos reunimos en la Reunión de Presidentes de América del Sur, en Brasilia, para revivir el acervo institucional de UNASUR.
Hace unos días, Alberto Fernández y yo celebramos el bicentenario de las relaciones Brasil-Argentina.
Sin embargo, faltaba el MERCOSUR: uno de los pilares fundamentales del proyecto de integración regional construido en las últimas décadas.
Desde enero he estado con varios líderes mundiales, en diferentes foros, en este y otros continentes.
El mundo es cada vez más complejo y desafiante.
Ningún país resolverá sus problemas por sí solo, ni podrá permanecer al margen de los grandes dilemas de la humanidad.
No tenemos otra alternativa que la unión.
Ante la crisis climática es necesario actuar de manera coordinada para la promoción de nuestros biomas y la transición ecológica justa.
Ante las guerras que traen destrucción, sufrimiento y empobrecimiento, es necesario hablar de paz.
En un mundo cada vez más marcado por la competencia geopolítica, nuestra opción regional debe ser la cooperación y la solidaridad.
Ante el auge del odio, la intolerancia y la mentira en la política, es urgente renovar el compromiso histórico del MERCOSUR con el Estado de derecho.
Como presidentes elegidos democráticamente, tenemos el desafío de hacer frente a todos aquellos que intentan apropiarse y pervertir la democracia.
Estoy convencido de que la construcción de un MERCOSUR más democrático y participativo es el camino a seguir.
Estimado Alberto Fernández,
Quisiera agradecerles el esfuerzo de su equipo al frente del MERCOSUR durante el semestre que ahora concluye.
La presidencia argentina buscó profundizar las convergencias y reducir las asimetrías entre los Estados miembros.
Logramos importantes resultados con la revisión del Régimen de Origen, la firma de un Acuerdo en materia de Derecho de Familia y la realización de una nueva edición del Foro Empresarial.
La reanudación de la Cumbre Social del MERCOSUR también fue un hito de su arduo trabajo. Es inconcebible que hayamos dejado de lado este valioso espacio durante casi siete años.
La participación de los movimientos sociales, con toda la diversidad de nuestro pueblo, refuerza la transparencia y legitimidad del bloque.
Brasil asume hoy la presidencia pro tempore con la determinación de realizar estos esfuerzos.
En el frente económico y comercial, pretendemos mejorar nuestro Arancel Externo Común y evitar que las barreras no arancelarias comprometan el flujo comercial.
En 2022, el comercio intra-MERCOSUR ascendió a 46 mil millones de dólares. No es poco, pero está por debajo del pico registrado en 2011, de 52.000 millones de dólares. Estamos por debajo de nuestro potencial.
Nuestro comercio se caracteriza por la importante presencia de productos de mayor valor añadido. Este es un activo que necesita ser valorado y ampliado.
Tenemos una agenda inconclusa con dos sectores aún excluidos del libre comercio: automotriz y azucarero. Y también buscaremos completar la octava ronda de liberalización del comercio de servicios.
Contamos con importantes reservas de minerales estratégicos, como el litio y el cobalto, esenciales para proyectos industriales de última generación.
La adopción de una moneda común para realizar operaciones de compensación entre nuestros países ayudará a reducir costos y facilitar aún más la convergencia.
Me refiero a una moneda de referencia específica para el comercio regional, que no eliminará las respectivas monedas nacionales.
Aunque ya tenemos un área de libre comercio de facto con nuestros vecinos sudamericanos, hay espacio para ampliar y mejorar los acuerdos comerciales con Chile, Colombia, Ecuador y Perú.
Retomaremos una ambiciosa agenda externa para ampliar el acceso a los mercados de nuestros productos de exportación.
Estoy comprometido con la conclusión del Acuerdo con la Unión Europea, el cual debe ser equilibrado y asegurar el espacio necesario para la adopción de políticas públicas a favor de la integración productiva y la reindustrialización.
El Instrumento Adicional presentado por la Unión Europea en marzo de este año es inaceptable. Los socios estratégicos no negocian basados en la desconfianza y la amenaza de sanciones.
Es imperativo que el MERCOSUR presente una respuesta rápida e contundente.
Es inadmisible renunciar al poder adquisitivo del Estado - uno de los pocos instrumentos de política industrial que nos quedan.
No tenemos ningún interés en acuerdos que nos condenen al eterno papel de exportadores de materias primas, minerales y petróleo.
Necesitamos políticas que contemplen una integración regional profunda, basada en el trabajo calificado y la producción de ciencia, tecnología e innovación.
Esto requiere más integración, la articulación de los procesos productivos y la interconexión energética, vial y de comunicaciones.
Partiendo de estas premisas, vamos a revisar y avanzar en los acuerdos que se están negociando con Canadá, Corea del Sur y Singapur.
Vamos a explorar nuevos frentes de negociación con socios como China, Indonesia, Vietnam y países de Centroamérica y el Caribe.
La proliferación de barreras comerciales unilaterales perpetúa las desigualdades y perjudica a los países en desarrollo.
Combatir el resurgimiento del proteccionismo en el mundo implica rescatar el protagonismo del MERCOSUR en la Organización Mundial del Comercio.
Trabajaremos para movilizar recursos de bancos nacionales y agencias regionales de desarrollo, como CAF, Fonplata y el BID, para financiar proyectos de infraestructura física y digital.
Con la compañera Dilma Rousseff al frente del Banco BRICS, se abren nuevos horizontes para el MERCOSUR para reducir las asimetrías de sus miembros.
Este año, Brasil canceló su deuda de casi US$100 millones con el Fondo de Convergencia Estructural del MERCOSUR (FOCEM). Trabajaremos con el Congreso Brasileño para hacer nuevos aportes al FOCEM en su segunda etapa.
Prestaremos especial atención a nuestras regiones fronterizas, lo que implica tanto la prestación de servicios como salud y educación, como la lucha contra los delitos transnacionales que tanto impacto tienen en la vida cotidiana de estos lugares.
El perfeccionamiento institucional de nuestro bloque pasará por la revitalización del PARLASUL, el Instituto de Políticas Públicas en Derechos Humanos, el Instituto Social y la Corte Permanente del Mercosur.
Con la Agenda Verde iniciamos un ejercicio de discusión permanente en temas como la desertificación, el combate de incendios y la recuperación de suelos degradados, que serán objeto de acciones coordinadas del bloque a favor del desarrollo sostenible.
Consolidar la democracia será una tarea permanente. Vamos a proponer la reinstalación del Foro Consultivo de Municipios y Estados Federados y realizar la Cumbre Social presencialmente.
Fortalecer el MERCOSUR significa contar con la participación de todos nuestros miembros. Es urgente la adhesión de Bolivia como miembro pleno y trabajaré personalmente para su aprobación por el Congreso brasileño.
Queridos amigos e amigas,
Como nos recuerda Pepe Mujica, nuestra integración va mucho más allá de un proyecto estrictamente comercial.
El MERCOSUR no puede limitarse al regateo de “cuánto te vendo y cuánto me vendes”.
Es necesario recuperar una agenda ciudadana e incluyente, con rostro humano, que genere beneficios tangibles para amplios sectores de nuestras sociedades.
Nuestra integración debe ser solidaria y despertar el sentimiento de pertenencia.
Nuestra integración también debe ser femenina, negra, indígena, campesina y trabajadora.
Aquí tenemos importantes avances para compartir. Con la Ley de Igualdad de Salario y Remuneración, que sancionamos ayer, Brasil comienza a saldar una deuda histórica. Los hombres y mujeres que desempeñen la misma función recibirán la misma remuneración.
Este es un gran logro para las mujeres brasileñas.
Ese es el MERCOSUR que queremos y que ha vuelto al centro de la estrategia brasileña de inserción en el mundo.
Solo la unidad del MERCOSUR, Suramérica y América Latina y el Caribe nos permitirá retomar el crecimiento, combatir las desigualdades, promover la inclusión, profundizar la democracia y garantizar nuestros intereses en un mundo cambiante.
Esto es lo que nuestras poblaciones esperan de nosotros.
Muchas gracias.