Discurso del Presidente de la República, Luiz Inácio Lula da Silva, en ocasión del Foro Empresarial BRICS
Me gustaría saludar al gobierno sudafricano por la realización de este Foro Empresarial.
Quiero expresar mi satisfacción por compartir este evento con los demás líderes de los países de BRICS.
Les agradezco también a todos los empresarios presentes, en especial a la dirección del Consejo Empresarial, que cumple diez años.
El establecimiento de colaboraciones entre los sectores privados es una dimensión muy relevante de BRICS y que da vida y continuidad a las relaciones entre los países.
Desde la primera Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno, nuestra participación en la economía global se está ampliando.
Ya superamos al G7, y respondemos por el 32% del PIB mundial en paridad del poder de compra.
Las proyecciones indican que los mercados emergentes y en desarrollo son aquellos que presentarán mayor índice de crecimiento en los próximos años.
Según el FMI, mientras los países industrializados deben desacelerar su crecimiento del 2.7%, en el 2022, para 1.4% en el 2024, el crecimiento previsto para los países en desarrollo es del 4% en este año y en el próximo.
Esto muestra que el dinamismo de la economía está en el Sur Global y BRICS es su fuerza motriz.
El comercio total de Brasil con BRICS aumentó de 48 mil millones de dólares en el 2009 para 178 mil millones en el 2022 – un crecimiento del 370% desde la creación del grupo.
El inventario de Inversión Externa Directa de BRICS en Brasil creció 167% entre 2012 y 2021, alcanzando 34,2 mil millones de dólares. Hoy, casi 400 empresas del bloque operan en Brasil.
Después de los últimos seis años de retroceso y estagnación, Brasil volverá a generar empleos de calidad, a combatir la pobreza y a aumentar la renta de las familias brasileñas.
Presenté hace dos semanas el nuevo PAC – Programa de Aceleración del Crecimiento. El Plan prevé la reanudación de emprendimientos paralizados, aceleración de los que están en marcha y selección de nuevos proyectos.
Se trata de un programa amplio, con muchas oportunidades que pueden interesar a los inversionistas de los países de BRICS.
Esperamos movilizar 340 mil millones de dólares para la modernización de nuestra infraestructura logística, con inversiones en autopistas, ferrovías, hidrovías, puertos y aeropuertos.
También le daremos prioridad a la generación de energía solar, eólica, biomasa, etanol y biodiesel. Es enorme nuestro potencial de producción de hidrógeno verde.
Estableceremos colaboraciones entre el gobierno y los empresarios en todas estas áreas, bajo la forma de concesiones, Colaboraciones Público-Privadas y contrataciones directas.
Para que la inversión vuelva a crecer y generar desarrollo, debemos garantizar más credibilidad, previsibilidad y estabilidad jurídica para el sector privado.
Por esta razón he defendido la idea de la adopción de una unidad de cuenta de referencia para el comercio, que no sustituirá nuestras monedas nacionales.
Las necesidades de financiamiento no satisfechas de los países en desarrollo continúan muy altas. La falta de reformas sustantivas de las instituciones financieras tradicionales limita el volumen y las modalidades de crédito de los bancos ya existentes.
La decisión de establecer el Nuevo Banco de Desarrollo representó un hito en la colaboración efectiva entre las economías emergentes.
Nuestro banco conjunto debe ser un líder global en el financiamiento de proyectos que aborden los desafíos más urgentes de nuestro tiempo.
Al diversificar fuentes de pago en monedas locales, expandir su red de asociados y ampliar sus miembros, el NDB constituye una plataforma estratégica para promover la cooperación entre países en desarrollo.
En esta estrategia, el comprometimiento con el Banco Africano de Desarrollo será central.
En el plan multilateral, BRICS se destacó por ser una fuerza que trabaja en favor de un comercio global más justo, previsible, equitativo.
No podemos aceptar un neocolonialismo verde que impone barreras comerciales y medidas discriminatorias, bajo el pretexto de proteger el medio ambiente.
A partir de diciembre, Brasil ocupará la presidencia del G20. La presencia de tres miembros de los BRICS en la troika del G20 será una gran oportunidad para avanzar temas de interés del Sur Global.
Ya contamos con la participación de Sudáfrica, pero la representatividad del grupo será ampliada con el ingreso de la Unión Africana y de otros países del continente.
Señoras y señores,
Al volver la presidencia de mi país, estoy reanudando las directrices de la política externa brasileña.
Comenzamos a reconstruir la integración sudamericana. Reanudamos nuestras colaboraciones con los Estados Unidos, China y la Unión Europea.
Fuimos sede de la reunión de Cumbre de los Países Amazónicos. Aún nos faltaba el retorno de Brasil a África.
Es inaceptable que, en el 2022, el comercio de Brasil con África haya disminuido en un tercio con relación al 2013, cuando era de casi 30 mil millones de dólares.
El flujo comercial con África aún corresponde a solamente 3.5% del comercio exterior de Brasil.
Nuestra red de acuerdos comerciales también es incipiente. Los acuerdos del MERCOSUR con África Austral y con Egipto datan de mi segundo mandato.
Hoy, más del 65% de las exportaciones del MERCOSUR para África fueron para países con los cuales no hay acuerdo en vigor. Hay mucho espacio para crecer.
Además de un pasado que nos une, también compartimos una visión común de futuro.
En mis dos primeros mandatos, el continente africano fue una prioridad. Hice doce viajes a África y estuve en veintiún países.
Brasil está de regreso al continente del que nunca debería haberse alejado. África reúne vastas oportunidades y un enorme potencial de crecimiento.
Para discutir el relanzamiento del comercio con el continente, Brasil reunió a los jefes de los sectores de promoción comercial de todas nuestras representaciones en países africanos aquí en Johannesburgo, en junio pasado.
África está construyendo un ambicioso proyecto de zona de libre comercio: 54 países, 1,3 mil millón de personas y un PIB de más de US$ 3 billones.
En este continente, que es el más joven del mundo y será el más populoso en el 2100, son innumerables las oportunidades para productos brasileños como alimentos y bebidas, petróleo, mineral de hierro, vehículos y manufacturas de hierro y acero.
África tiene 65% de las tierras cultivables disponibles en el mundo y fuerte vocación para ser una potencia agrícola, con capacidad para alimentar a su pueblo y ofrecer soluciones para la seguridad alimentaria global.
Aliando inversión y tecnología, Brasil desarrolló técnicas modernas de agricultura tropical que pueden ser replicadas con éxito.
Por medio de la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria, hicimos del Cerrado un área de alta productividad agrícola y podemos replicar esta experiencia en la Sabana africana.
Mi gobierno también reanudó las políticas públicas de apoyo a la agricultura familiar, imprescindible para combatir la inseguridad alimentaria y el hambre que afecta a nuestros continentes.
El Programa Más Alimentos, que relancé en junio pasado, permite que pequeños productores puedan tener acceso a financiamiento para la compra de tractores, implementos y cosechadoras.
Así como en el pasado, una versión de Más Alimentos para África debe ser reanudada como otra vertiente de la cooperación Sur-Sur brasileña.
África también está en el corazón de las transiciones digital y energética.
La cobertura de Internet ya abarca a la mayor parte de la población africana y se multiplican centros de innovación digital y empresas de servicios tecnológicos financieros.
El fortalecimiento del complejo industrial de la salud brasileño puede generar amplias oportunidades de colaboración.
Como América del Sur, el continente africano posee importantes reservas de minerales críticos, como litio y cobalto, que desempeñarán un papel estratégico.
Para no permanecer como meros exportadores de productos primarios, debemos aprovechar para forjar la integración de nuestras cadenas productivas y agregar valor a los bienes y servicios que producimos de forma sostenible.
África es la región del mundo que menos emite gases de efecto invernadero. Ni por eso deja de enfrentar las consecuencias más perversas del calentamiento global, como secas, inundaciones, incendios y ciclones.
Brasil y varios países africanos poseen planes abarcadores de renovación de sus matrices energéticas.
Compartimos la responsabilidad de cuidar de bosques tropicales y preservar la biodiversidad. Tenemos en común la preocupación de combatir procesos de desertificación.
Los servicios ambientales y ecosistémicos que los bosques tropicales suministran para el mundo deben ser remunerados de forma justa y equitativa.
Los productos de la sociobiodiversidad pueden generar empleo y renta y pueden ofrecer alternativas a la explotación predatoria de recursos naturales.
Estos son los pilares del Plan de Transformación Ecológica que lanzaremos en breve.
Para que nuestra integración económica y productiva florezca, será necesario ampliar las conexiones marítimas y aéreas entre los dos lados del Atlántico.
Es inexplicable que aún no tengamos vuelos directos entre São Paulo y Johannesburgo, Cairo o Dakar, esenciales para el aumento del flujo de personas, comercio y turismo.
Es muy pertinente la propuesta del Consejo Empresarial de los BRICS, del establecimiento de un acuerdo multilateral de servicios aéreos del grupo, contando con las principales autoridades nacionales de transporte y aviación.
Señoras y Señores,
BRICS tiene una oportunidad única de moldear la trayectoria del desarrollo global.
Ustedes, empresarios, forman parte de este esfuerzo. Nuestros países, reunidos, representan un tercio de la economía mundial.
Esta relevancia crecerá con la entrada de nuevos miembros plenos y asociados de diálogo.
La colaboración entre el sector público y privado es vital para aprovechar este potencial y alcanzar resultados duraderos.
Muchas gracias.