Discurso del presidente de la República, Luiz Inácio Lula da Silva, en la inauguración del Forum Empresarial CELAC–UE
Es una enorme satisfacción por participar de la inauguración de este encuentro empresarial, al lado de la presidente de la Comisión Europea, del primer ministro de España y de los presidentes del BID y de la CAF.
Creo que son las empresas, las universidades y la sociedad civil las que le dan vida y continuidad a las relaciones entre los países. Este encuentro confirma que nuestros emprendedores están plenamente comprometidos en el relanzamiento de esta histórica alianza, basada en la convicción de que el éxito del otro es fundamental para nuestro éxito común.
Esto es más verdadero ahora, cuando vivimos momentos de turbulencia e incertidumbre en el mundo.
La pandemia de Covid-19, además de cuestar millones de vidas, desorganizó el sistema productivo en los cuatro rincones del planeta.
El cambio del clima evidencia la urgencia de preservar la biodiversidad y los ecosistemas.
La crisis de la democracia siembra la discordia, la violencia y la intolerancia, solapando las condiciones de la vida en sociedad y el planeamiento de la actividad económica.
La guerra en el corazón de Europa lanza sobre el mundo el manto de la incertidumbre y canaliza para fines bélicos recursos hasta entonces esenciales para la economía y programas sociales.
La carrera armamentista dificulta aún más el enfrentamiento del cambio del clima.
Frente a todos estos desafíos, les toca a los gobernantes, empresarios y trabajadores reconstituir el camino de la prosperidad, de la reanudación de la producción, de las inversiones y de los empleos.
Los países de América Latina y del Caribe continuarán desempeñando un papel estratégico para Europa y el mundo.
Porque somos una región con enormes oportunidades de inversión y de ampliación del consumo.
Somos países que demandan inversiones en infraestructura logística diversificada, infraestructura social y urbana.
Somos sociedades en proceso de fuerte movilidad social en las cuales se constituyen nuevos y dinámicos mercados internos, integrados por centenas de millones de consumidores.
La Unión Europea es el segundo mayor asociado comercial de Brasil. Nuestra cadena de comercio podrá superar este año la marca de 100 mil millones de dólares.
Un acuerdo entre MERCOSUR y Unión Europea equilibrado, que pretendemos concluir ya este año, abrirá nuevos horizontes.
Queremos un acuerdo que preserve la capacidad de las partes de responder a los desafíos presentes y futuros.
Las compras gubernamentales son un instrumento vital para articular inversiones en infraestructura y sustentar nuestra política industrial.
EE.UU. y Unión Europea salieron al frente y ya adoptan políticas industriales ambiciosas basadas en compras públicas y contenido nacional.
Brasil tiene un gran mercado interno de 203 millones de personas, con enorme capacidad de consumo aún reprimida, que requerirá la ampliación de inversiones en bienes durables, insumos y servicios asociados.
Lanzaremos en los próximos días un nuevo Plan de Inversiones para enfrentar los cuellos de botella existentes.
Después de los últimos seis años de retroceso y estagnación, volveremos a generar empleos de calidad, a combatir la pobreza y a aumentar la renta de las familias brasileñas.
El Plan prevé la reanudación de emprendimientos paralizados, aceleración de los que están en marcha y selección de nuevos proyectos.
Promoveremos la modernización de nuestra infraestructura logística, con inversiones en autopistas, ferrovías, vías fluviales, puertos y aeropuertos.
Brasil ya posee una matriz energética de las más limpias del planeta: 87% de nuestra electricidad ya proviene de fuentes renovables contra 27% de la media mundial, y 50% de toda nuestra energía es limpia, mientras en el mundo la media es 15%.
Y mejoraremos aún más estos números, porque estamos dándole prioridad a la generación de energía solar, eólica, biomasa, etanol y biodiesel. También es enorme nuestro potencial de producción de hidrógeno verde.
Se destacan también nuevas oportunidades en movilidad urbana, saneamiento, prevención de desastres y financiamiento habitacional, generando estímulos en la cadena productiva de transporte y de construcción.
La extensión para todo el territorio nacional de una red de banda ancha de alta capacidad servirá de base para la política educacional que estamos desarrollando y que prioriza la inclusión y la calidad.
Una educación de calidad es un requisito para un crecimiento fundado en la generación de tecnología y en la innovación, privilegiando la economía del conocimiento.
Estableceremos colaboración entre el gobierno y los empresarios en todas estas áreas, bajo la forma de concesiones, Colaboración Público-Privada y contrataciones directas.
Este nuevo Brasil más justo y solidario está siendo reconstruido sin abdicar de nuestros compromisos con los fundamentos macroeconómicos.
El control de la inflación y el equilibrio de las cuentas públicas son requisitos esenciales para asegurar la estabilidad, base sólida para la expansión económica y el progreso social.
Con la reforma tributaria en curso, estamos simplificando la recaudación de tributos y tornando la economía más eficiente.
Poseemos un sistema financiero robusto, que permitirá la expansión sostenible del crédito a lo largo de los próximos años.
Nuestras elevadas reservas internacionales, hoy en la cifra de 343 mil millones de dólares, proporcionan un seguro colchón frente a eventuales volatilidades externas.
Al lanzar un programa ambicioso de inversiones, no pienso única y exclusivamente en mi país. No queremos ser una isla de prosperidad.
Solo creceremos, de forma sostenible, con la integración a nuestro entorno regional.
En la última reunión de líderes sudamericanos, en mayo, en Brasilia, propuse la actualización de la cartera de proyectos del Consejo Suramericano de Infraestructura y Planeamiento, reforzando la multimodalidad y priorizando los proyectos de alto impacto para la integración física y digital, especialmente en las regiones de frontera.
Al construir el corredor bioceánico, que conecta el centro-oeste brasileño a los puertos del norte de Chile, reducimos el costo de nuestras exportaciones para los mercados asiáticos y generamos empleo y renta para el interior de nuestro continente.
Al ser sede de la reunión de presidentes de los países amazónicos en agosto próximo, intentamos articular iniciativas comunes para la protección y el desarrollo sostenible de este bioma con otros siete países de América del Sur.
Somos detentores de un patrimonio natural único en términos de bosques, biodiversidad y agua dulce. Esta condición nos hace responsables de la gestión de riquezas cuya preservación y explotación sostenible, de forma inclusiva, es un imperativo nacional.
En los mandatos anteriores, reducimos la deforestación en 80%. Esta vez asumimos el compromiso de eliminar la deforestación en la Amazonia antes del 2030, y ya en este primer semestre la reducimos en 34% en relación al año pasado.
Estamos lanzando las bases para la reindustrialización del país con emprendimientos menos contaminantes, con mayor densidad tecnológica y con generación de empleos verdes y de calidad.
Brasil volvió al escenario internacional para contribuir en el enfrentamiento a los desafíos de nuestro planeta, como la crisis de los cambios climáticos y el aumento de las desigualdades.
Probaremos, como ya lo hicimos en el pasado, que es posible producir y crecer de forma sostenible y eficiente.
Señoras y señores,
necesitamos enviar al mundo una señal de que dos regiones de la importancia estratégica de Europa y de América Latina y el Caribe están comprometidas con una agenda prometedora.
Una agenda de paz, de cooperación, de ampliación del comercio y de las inversiones, de generación de empleos y de crecimiento sostenible.
Cuando tenemos mucho dinero en las manos de pocos, tenemos concentración de renta y pocas personas consumiendo mientras muchas pasan dificultades. Con una mejor distribución de renta y dinero en la mano de muchos, colocamos recursos en la base de la sociedad, ampliando el consumo y generando oportunidades en los servicios, en la industria y en la agricultura. Esto es verdad en cada uno de nuestros países y más aún cuando se piensa a escala global.
Brasil está haciendo su parte con una estrategia de largo plazo, enfocada en la credibilidad, en la previsibilidad y estabilidad jurídica, estabilidad política, estabilidad económica y con estabilidad social. Solamente así es que podremos desarrollar definitivamente nuestros países.
Estos son factores esenciales para construir un futuro repleto de oportunidades.
Muchas gracias.