Cambio climático
Brasil está comprometido con la protección del sistema climático global para las generaciones presentes y futuras. Por lo tanto, actúa a nivel multilateral para fortalecer el régimen internacional del cambio climático, la base de la cooperación internacional en este ámbito. El sistema se basa en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), firmada en Rio de Janeiro en 1992 y en vigor desde 1994, y el Protocolo de Kyoto, firmado en 1997 y en vigor desde 2005. La adopción del Acuerdo de París en 2015 marcó el comienzo de una nueva fase del régimen multilateral, marcada por una mayor ambición para luchar contra el cambio climático en todo el mundo.
Uno de los principios fundamentales de la Convención Marco es el de "responsabilidades comunes pero diferenciadas", por el cual los países desarrollados, por sus responsabilidades históricas y actuales por el calentamiento global y su mayor capacidad financiera y tecnológica, deberían tomar la delantera en la implementación de metas ambiciosas de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y proporcionar el apoyo financiero y tecnológico a los países en desarrollo. Estos, a su vez, deben contribuir a hacer frente al cambio climático de manera compatible con el imperativo del crecimiento económico y social, como se reconoce en la Convención Marco.
El Protocolo de Kyoto complementó la Convención Marco para establecer metas cuantitativas legalmente vinculantes para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero para los países desarrollados. Sus reglas estrictas de monitoreo, información y verificación de las emisiones y remociones de estos gases ofrecen datos comparables entre los esfuerzos de los países desarrollados y la integridad ambiental de los resultados presentados. El Protocolo de Kyoto estableció dos períodos de compromiso: 2008-2012 y 2013-2020.
En 2015, la adopción del Acuerdo de París concluyó el mandato de negociación de la Plataforma de Durban para una Acción más Fuerte. El Acuerdo de París, que se aplicará a partir de 2020, refuerza el conjunto de obligaciones de la Convención, consolidando su posición central y el respeto a sus principios y reglas. El Acuerdo también establece nuevas obligaciones de comportamiento para todas las partes, lo que contribuye al aumento de la ambición general de manera eficaz y duradera, en el contexto de los esfuerzos de desarrollo sostenible y erradicación de la pobreza.
Las negociaciones multilaterales en el marco de la CMNUCC están subvencionadas por los trabajos científicos del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC). El principal foro para las negociaciones del régimen es la Conferencia de las Partes (COP), que se celebra anualmente en conjunción con la Reunión de las Partes del Protocolo de Kyoto (CMP). Las negociaciones internacionales en curso tienen como enfoque la adopción de decisiones y normas para la implementación del Acuerdo de París.
Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC)
La Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC) es la principal herramienta de comunicación de los compromisos individuales asumidos por las Partes del Acuerdo de París bajo la CMNUCC. Además de las medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, las NDCs también contienem elementos de adaptación a los efectos adversos del cambio climático y los medios de aplicación (financiación, transferencia de tecnología y capacitación).
En septiembre de 2015, el Gobierno brasileño anunció su Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC). La NDC brasileña parte de los resultados positivos ya alcanzados por Brasil en la reducción de gases de efecto invernadero y establece compromisos aunque más ambiciosos. Brasil está adoptando una meta de reducción de las emisiones de un 37% en 2025 en comparación con los niveles de 2005, y está indicando que las emisiones pueden reducirse hasta el 43% en 2030. La contribución brasileña tiene en cuenta el imperativo del desarrollo sostenible e incluye, además de los compromisos de mitigación, las acciones de adaptación, las oportunidades de cooperación internacional y referencias a los medios de ejecución.
Brasil es uno de los pocos países en desarrollo a asumir una meta absoluta de reducción de las emisiones, de igual o mayor ambición que las metas de los países desarrollados. Para apoyar la elaboración de la iNDC, el Ministerio de Relaciones Exteriores llevó a cabo un amplio proceso de consultas con la sociedad civil, el sector privado y la academia.