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Declaración a la prensa del presidente Lula tras la reunión bilateral con el presidente de Bolivia, Luis Arce
Quiero empezar agradeciéndole al presidente Arce por recibirme en este momento en que las instituciones bolivianas mostraron su valor frente a una grave amenaza.
Después de quince años desde la última vez que estuve en Bolivia como presidente, mi visita simboliza algo más que la reanudación de una relación de amistad.
Representa la comunión de dos países cuyas trayectorias tienen importantes paralelismos.
Al igual que en Brasil, la democracia boliviana prevaleció tras un largo camino interrumpido por golpes y dictaduras.
Pero lo que creíamos que era el final del camino resultó ser terreno movedizo.
En 2022, Brasil celebró el bicentenario de su independencia en uno de los momentos más sombríos de su historia.
En lugar de celebrarlo, fuimos invadidos por una ola de extremismo que dio como resultado el 8 de enero.
El pueblo boliviano había probado ese amargo sabor con el golpe de Estado de 2019 y ahora se vio afectado por el intento del 26 de junio.
En vísperas de celebrar su bicentenario en 2025, Bolivia no puede volver a caer en esa trampa.
No podemos tolerar devaneos autoritarios y golpismos.
Tenemos la enorme responsabilidad de defender la democracia contra los intentos de retroceso.
En todo el mundo, la desunión de las fuerzas democráticas solo ha servido a la extrema derecha.
Los recientes ejemplos en Francia y el Reino Unido demuestran el imperativo de superar diferencias en favor de un objetivo común.
Lo mismo ocurre con la integración regional.
Mientras más sólida sea nuestra alianza, menos atractivo tendrán los que predican la división.
El buen funcionamiento del Mercosur, que ahora tiene la satisfacción de acoger a Bolivia como miembro pleno, contribuye a la prosperidad común.
También esperamos recibir nuevamente a Venezuela de manera muy pronta y rápida.
La normalización de la vida política venezolana significa estabilidad para toda Sudamérica.
Por eso, esperamos que las elecciones transcurran tranquilamente y que los resultados sean reconocidos por todos.
Bolivia y Brasil están en el corazón sudamericano. La integración física y energética de la región pasa necesariamente por nuestros países.
El compromiso boliviano es la clave para la conclusión del conjunto de rutas que Brasil ha denominado Cuadrante Rondón.
Con la construcción del puente binacional sobre el río Mamoré, el transporte de bienes será más barato, beneficiando en particular a los estados de Beni y Pando (en Bolivia) y Rondônia y Acre (en Brasil).
Las propuestas brasileñas para mejorar la navegación en el canal Tamengo y en el río Paraguay también pretenden facilitar nuestra conexión.
Bolivia sigue siendo el principal proveedor de gas natural de Brasil.
Hablamos sobre la posibilidad de ampliar inversiones en esta área e incrementar el volumen exportado al mercado brasileño.
Brasil también importa fertilizantes de Bolivia. Queremos fortalecer esta alianza con la implantación de una fábrica de nitrogenados entre Corumbá y Puerto Quijarro.
Felicité a Bolivia por la decisión de invertir en biocombustibles y reiteré la disposición de Brasil de compartir su experiencia y tecnología, para contribuir a la transición justa de Bolivia.
En el centro de esta transición también estarán los minerales críticos.
Bolivia tiene grandes reservas de litio, mientras que Brasil posee tierras raras, niobio, cobalto, entre otros. Hace poco se descubrió en el territorio brasileño el tercer mayor yacimiento de manganeso del planeta.
Como bien describió Eduardo Galeano, por las venas abiertas de América Latina corrieron el oro de Minas y la plata de Potosí, que enriquecieron a otras partes del mundo.
Juntos, podemos formar parte de manera soberana de las cadenas de valor de recursos estratégicos y evitar que esta historia de expoliación se repita en nuestro continente.
Además de la excelente relación bilateral, Bolivia y Brasil comparten visiones de mundo convergentes, lo que nos hace socios naturales en diversos temas.
La prioridad concedida a la reducción de las desigualdades y al fomento de la seguridad alimentaria es una de ellas.
Por eso, me aseguré de invitar a Bolivia a participar en la Cumbre del G20 en noviembre y a sumarse a la Alianza Global Contra el Hambre y la Pobreza que lanzará la presidencia brasileña.
El presidente Arce también expresó el interés boliviano de ingresar en los BRICS.
La cuestión de la ampliación del grupo seguirá debatiéndose en la Cumbre de Kazán, en Rusia, en octubre. Brasil considera muy positiva la inclusión de Bolivia y otros países de nuestra región.
Compartimos con Bolivia nuestra mayor frontera, de 3400 kilómetros, y dos de nuestros más importantes biomas, la Amazonia y Pantanal.
Lamentablemente, el cambio climático y la delincuencia organizada no respetan fronteras.
Le dije al presidente Arce que tenemos una excelente cooperación en el ámbito de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica y que también podemos trabajar juntos para luchar contra los incendios en el Pantanal.
Hoy firmamos diversos proyectos para fortalecer la capacidad de los agentes públicos para luchar contra la trata de personas y el narcotráfico y mejorar la gestión migratoria.
También iniciamos negociaciones para posibilitar el acceso de los brasileños a la salud pública en Bolivia, de la misma forma que los bolivianos pueden utilizar el Sistema Único de Salud en Brasil.
Hablamos sobre la importancia de garantizar la seguridad jurídica a los brasileños en Bolivia, para que sigan colaborando con el desarrollo económico de este país.
La Policía Federal de Brasil y el Consulado de Bolivia en São Paulo están trabajando juntos para regularizar la situación migratoria de los miles de bolivianos que tanto han contribuido a dinamizar nuestra economía y enriquecer nuestra cultura.
Este es el espíritu de intercambio y cooperación que guía la relación entre Brasil y Bolivia. Estoy seguro de que nuestro diálogo y amistad crecerán y nos acercarán cada vez más.
Muchas gracias.