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China: una visita en tres tiempos (O Estado de S. Paulo, 30/08/2017)
Estoy a camino de China, por invitación del presidente Xi Jinping. Una vez más, pondré a la diplomacia presidencial al servicio de una política exterior universalista, orientada al desarrollo de Brasil y de las verdaderas prioridades de nuestro pueblo.
Será una visita en tres tiempos –consagrados a las relaciones bilaterales, a la atracción de comercio e inversiones y a la reunión de la Cumbre del Brics.
En el primero, en Pekín, realizaré una visita de Estado dedicada a estrechar los lazos entre Brasil y China. Durante algunos años, cuando aún era vicepresidente, tuve el privilegio de copresidir la Comisión Sino-Brasileña de Alto Nivel de Concertación y Cooperación, la Cosban. Esa experiencia me dejó esta profunda convicción: la asociación entre Brasil y China es realmente estratégica –y no sólo para ambos países, sino también para el mundo.
Es estratégica para ambos países porque Brasil y China tienen muchos intereses complementarios y muchas posiciones comunes. La nuestra es una relación de beneficios mutuos, de una virtuosa reciprocidad. Brasil es un proveedor confiable y seguro de alimentos e insumos de gran relevancia para el desarrollo chino. Además de ser una opción confiable y segura para tantas empresas chinas que buscan un destino para sus inversiones.
En los encuentros con las autoridades chinas, entre ellas el presidente Xi Jinping y el primer ministro Li Keqiang, profundizaremos aún más esa relación económica comercial y exploraremos nuevos medios para aproximar a nuestras sociedades. Después de todo, es necesario que más brasileños conozcan China y que más chinos conozcan Brasil. Buscaremos formas de facilitar visas, de profundizar la cooperación cultural, de incentivar el turismo.
Y la asociación sino-brasileña es estratégica, también, para el mundo. En un escenario internacional marcado por incertidumbres, Brasil y China han actuado en defensa del libre comercio y han sido voces firmes contra medidas proteccionistas. Recuerdo las palabras del presidente Xi, que en el Foro Mundial de Davos afirmó que “perseguir el proteccionismo es como encerrarse en una sala oscura: puede que el viento y la lluvia queden del lado de afuera, pero también se bloquearán la luz y el aire”.
Del mismo modo, ambos países defendemos en distintos temas de alcance global la vía del multilateralismo. Es firme nuestro compromiso con el Acuerdo de París sobre el cambio climático, con el respeto a las reglas de la Organización Mundial del Comercio. Esas coincidencias demuestran que somos más que dos grandes países unidos por intereses compartidos: son varios los frentes en los que actuamos con fuerzas en favor de la estabilidad del sistema multilateral. Fuerzas que son aún más significativas en un contexto de tendencias aislacionistas y fragmentadoras.
Un segundo tiempo del viaje a China será la interacción con liderazgos empresariales, que hacen o quieren hacer negocios en Brasil. Tendré dos grandes oportunidades en ese sentido: en Pekín, un seminario organizado por el gobierno brasileño; y en Xiamen, en el Foro Empresarial del Brics.
En Pekín, estaremos con empresarios chinos. China es desde 2009 nuestro mayor socio comercial. Entre 2006 y 2016, el flujo de comercio nada menos que se triplicó –de US$ 16 mil millones a más de US$ 58 mil millones. En el primer semestre de 2017 China fue el principal destino de nuestras exportaciones– correspondió a casi un cuarto del valor exportado por Brasil. Asimismo, empresas chinas han hecho expresivas inversiones en nuestro país, en sectores como infraestructura, energía, minería, productos electrónicos, telecomunicaciones, automóviles, máquinas de construcción.
Aún mayor que la dimensión actual de nuestra relación económica es su potencial. En el seminario en Pekín, presentaremos el nuevo Brasil que empieza a surgir con las reformas que hemos llevado adelante, con la recuperación de nuestra economía. Dotadas de marcos regulatorios racionales y previsibles, las asociaciones para inversiones lanzadas por nuestro gobierno ofrecen múltiples oportunidades –puertos, aeropuertos, rutas, tendidos eléctricos, entre otros sectores. Son proyectos fundamentales para nuestra competitividad, que generan empleos e ingresos, que garantizan mejores servicios para la población. Queremos que empresas chinas, con su reconocida excelencia en esas áreas, sean partícipes del momento modernizador que vive Brasil.
En Xiamen, mantendré contactos con inversores no sólo chinos, sino también de otras grandes economías, que han demostrado un renovado interés en Brasil. Será un momento más para exponer las posibilidades que se abren con la reanudación de nuestro crecimiento.
Por último, el tercer tiempo. Participaré, aún en Xiamen, de la IX Cumbre del Brics, momento en el que me reuniré con los líderes de Rusia, India, China y Sudáfrica. Extenderemos nuestro diálogo, además, a mandatarios de países invitados –Egipto, Guinea, México, Tailandia y Tayikistán.
En la Cumbre, firmaremos un acuerdo para aproximar nuestros sectores productivos al Nuevo Banco de Desarrollo –institución creada por los Brics que ya aprobó 11 proyectos de infraestructura y desarrollo sostenible en distintos países, incluso en Brasil. Avanzaremos, además, en iniciativas concretas propuestas por Brasil en áreas como salud pública, aviación regional y cooperación en inteligencia.
En septiembre de 2016, China fue el destino de mi primer viaje como presidente. En aquella oportunidad, les contamos a nuestros interlocutores los planes que teníamos para superar la crisis que habíamos heredado. Un año después, los resultados están a la vista: la inflación está nuevamente bajo control, los intereses están en una baja consistente, la economía recuperó su credibilidad, las oportunidades de negocios se multiplican, los empleos empiezan a volver.
El Brasil que ahora va hacia China es un país con más confianza. Un país que ya avanzó mucho y que tiene un rumbo cierto para seguir avanzando aún más.
* MICHEL TEMER ES EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA FEDERATIVA DEL BRASIL