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Mensaje del presidente Lula leído por el ministro Mauro Vieira en la celebración del 50º aniversario de la Revolución de los Claveles, Lisboa
Excelentísimo señor presidente de la República Portuguesa, Marcelo Rebelo de Sousa,
Excelentísimo señor primer ministro de la República Portuguesa, Luís Montenegro, en cuyo nombre saludo a los demás jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa,
Mi colega, ministro Paulo Rangel,
Señoras y señores, amigos y amigas,
Es ante todo un gran honor representar al presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien, debido a sus compromisos en Brasil, no ha podido estar hoy con nosotros, y pronunciar en su nombre unas palabras que reflejan sus sentimientos acerca de un movimiento que transformó profundamente a Portugal y repercutió en el mundo lusohablante.
En primer lugar, quiero agradecer al presidente Marcelo Rebelo de Sousa -conocido amigo del pueblo brasileño- la honorable invitación para que Brasil esté representado en esta solemne ceremonia histórica de conmemoración del quincuagésimo aniversario de la Revolución de los Claveles.
Me voy a tomar la libertad de comenzar citando un artículo muy emotivo del escritor brasileño Ruy Castro - un hombre que siempre ha librado sus batallas en las trincheras de la democracia - publicado en la edición del domingo pasado de uno de los periódicos más importantes de Brasil. En dicho artículo, Ruy Castro recuerda su experiencia personal en Lisboa, el 25 de abril de 1974:
Cito:
"Entre los periodistas brasileños, yo era el único que estaba allí - por casualidad, pero estaba allí. Y no fue solo aquel día. (...) No fue hasta el día 28 cuando llegaron los reporteros, algunos de la prensa internacional, tan famosos como sus periódicos o revistas. Pero ninguno estaba en mejores condiciones para valorar aquel momento que los brasileños (...), incluso porque Brasil vivía el peor periodo de su propia dictadura, el de los años Médici. Así pues, allí estábamos, viendo desmoronarse una dictadura con una banda sonora en portugués.
La diferencia entre las dos dictaduras era el grado de censura. Si la Revolución de los Claveles hubiera tenido lugar en Brasil, la prensa portuguesa se habría visto obligada a ocultarla en las páginas interiores y a minimizar su importancia. Nuestra prensa, amordazada sobre otros asuntos, pudo celebrar con algarabía la liberación portuguesa”.
El célebre fotógrafo brasileño Sebastião Salgado, que, siendo muy joven, junto con su esposa Lélia, se había exiliado de la dictadura brasileña en París, cuenta que, con la Revolución, la pareja decidió viajar en carro hasta Lisboa, donde realizarían su primer gran reportaje fotoperiodístico. Su registro es igualmente impactante e ilustrativo:
"Fue algo maravilloso, porque no fuimos solo nosotros. Todos los que tenían una idea libertaria, que tenían el sueño del socialismo real, de la verdadera democracia, fueron a Portugal: una especie de Revolución Española, pero sin la violencia."
Es impresionante el grado de unanimidad que la Revolución alcanzó en la sociedad portuguesa de aquella época, habiéndose contagiado a otros países del universo espiritual lusófono.
La Revolución de los Claveles dejó un legado a Portugal: un sistema político plural e inclusivo, orientado a la promoción de la dignidad humana y a la construcción de una sociedad libre, justa y solidaria.
Los ideales democráticos y humanistas de la Revolución de los Claveles sirvieron de inspiración a otros países. La propia Constitución brasileña de 1988, conocida como la "Constitución Ciudadana", se inspiró en el modelo prospectivo y transformador de la Constitución portuguesa de 1976.
Esta fecha marca no solo el inicio de la redemocratización de Portugal, sino también el momento en el que el país derrotó al fascismo, reconoció el derecho a la autodeterminación de todos los pueblos e inició la senda para hacer frente a su pasado colonial.
En los últimos cincuenta años, Portugal ha afirmado su lugar en el mundo: un país a la vez atlántico y europeo, pacífico y seguro, próspero y confiado, sin renunciar nunca al ancla de la lusofonía.
La mejora significativa de los indicadores sociales, el salto cualitativo de las infraestructuras, la inclusión en la Unión Europea, representan avances innegables en relación con la realidad prerrevolucionaria.
Nuestra Comunidad de Países de Lengua Portuguesa es una gran fraternidad unida por el idioma, por los lazos históricos y culturales compartidos y por el espíritu de concordia. Hoy compartimos una visión más homogénea de nuestro pasado común.
Señor presidente,
Vivimos en un contexto internacional cada vez más desafiante y complejo. Según algunas estimaciones, hay más de 150 conflictos en curso en el mundo, mientras que las tensiones geopolíticas se agravan y los enfrentamientos entre las potencias son cada día más agudos.
Se está recurriendo a la fuerza militar a un ritmo similar al abandono de las reglas y normas seculares que rigen el Derecho Internacional.
En este momento crítico para las relaciones internacionales, Portugal ha destacado como ejemplo de estabilidad y compromiso con el diálogo y la cooperación. El país está firmemente comprometido con el multilateralismo, el Derecho Internacional y con la resolución pacífica de los conflictos. Al igual que Brasil, Portugal no acepta un mundo en el que las diferencias se resuelvan sobre la base de la ley del más fuerte.
Dentro de nuestros países, la creciente influencia de las redes sociales ha vuelto nuestras sociedades vulnerables a las campañas de desinformación y manipulación, que deslegitiman la política y la acción colectiva y ponen en peligro la propia democracia. El aumento de las desigualdades crea una casta de unos pocos extremadamente poderosos que pueden utilizar sus vastos recursos para desestabilizar a los gobiernos.
Señor presidente,
En este año en el que conmemoramos el 50 aniversario del 25 de abril, Brasil ocupa la presidencia del G20, un foro internacional de gran relevancia para la coordinación macroeconómica entre sus miembros y aún mayor potencial para transformar la gobernanza global.
Es, ante todo, el foro político y económico con mayor capacidad para influir positivamente en la agenda internacional actual.
Como ha declarado el propio presidente Lula, un mundo caracterizado por el recrudecimiento de los conflictos, la creciente fragmentación, la formación de bloques proteccionistas y la destrucción del medio ambiente no es conveniente para nadie.
Por lo tanto, en la presidencia del G20, Brasil procurará promover una nueva globalización que promueva la paz y combata las disparidades, basada en la promoción del desarrollo sostenible en sus dimensiones social, económica y medioambiental.
Estamos muy orgullosos de contar con Portugal durante nuestra presidencia del G20. Junto con los demás países hermanos de la Comunidad de los Países de Lengua Portuguesa (CPLP), es un aliado indispensable en nuestros esfuerzos por renovar las instituciones políticas internacionales y volver a situar a las personas en el centro de las políticas públicas.
Señor presidente,
El quincuagésimo aniversario del 25 de abril nos recuerda lo mucho que puede conseguir un pueblo cuando está determinado a construir instituciones democráticas.
Este momento es también una oportunidad para que reflexionemos sobre el futuro.
La capacidad de los portugueses para reinventar su país es una fuente de inspiración para todos aquellos que desean un mundo más libre, más humano, más justo y más próspero.
Estos son también los objetivos del tercer mandato del presidente Lula como presidente de la República en Brasil. No es casualidad: los vientos de la Revolución de los Claveles cruzaron el Atlántico Sur y desembarcaron en Brasil, inspirando a generaciones de brasileños a luchar por la democracia, el civismo y la dignidad humana. Esta lucha no ha terminado.
Los ataques a la política y a la cultura que tristemente dominaron Brasil en años recientes impidieron que el genial Chico Buarque recibiera el Premio Camões en 2019. No fue hasta el año pasado cuando se reparó esta injusticia, con la entrega del premio aquí, en Lisboa, en presencia del presidente Lula y del presidente Marcelo Rebelo de Sousa.
Como canta Chico en la segunda versión de “Tanto Mar”:
“Foi bonita a festa, pá
Fiquei contente
E inda guardo, renitente
Um velho cravo para mim”
Feliz 25 de abril. ¡Viva Portugal! ¡Viva la democracia!
Muchas Gracias.