Historia
La primera iniciativa para implementar un "Sistema de Cooperación Técnica Internacional" en Brasil ocurrió en 1950, cuando el gobierno brasileño creó la Comisión Nacional de Asistencia Técnica (CNAT), compuesta por representantes del gobierno provenientes de la Secretaría de Planificación, del Ministerio de Relaciones Exteriores, y de ministerios sectoriales. Su encargo principal era establecer un criterio de prioridad para las demandas de las instituciones brasileñas que solicitaban asistencia técnica desde el extranjero, proporcionada por países desarrollados con los que el Brasil mantenía acuerdos específicos de transferencia de tecnología en forma de cooperación.
En estas primeras décadas de intercambio, el foco de la cooperación fue apoyar la estructuración de instituciones públicas federales y entidades nacionales especializadas en áreas que se consideraban en aquel momento estratégicas para la economía nacional. Ejemplos de ello son EMBRAPA, TELEBRAS, INPI, el Departamento de Aviación Civil (DAC/MAER) y SENAI, que contaron con el apoyo de consultores internacionales y la donación de equipos para capacitar a sus recursos humanos y ampliar sus infraestructuras técnicas. En ese momento, los programas de cooperación técnica se financiaban principalmente con recursos externos. Con la creación del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en 1965, Brasil también solicitó apoyo para el desarrollo del cultivo de soja en el Cerrado (la sabana brasileña), un proyecto que se implementó con el apoyo del gobierno japonés, a través de JICA (Agencia Japonesa de Cooperación Internacional).
En 1969, el gobierno brasileño optó por realizar una amplia reforma institucional en el Sistema de Cooperación Técnica Internacional, centralizando, mediante decreto, las competencias básicas de la cooperación técnica internacional (negociación externa, planificación, coordinación, promoción y seguimiento) en la Secretaría de Planificación de la Presidencia de la República (SEPLAN) y en el Ministerio de Relaciones Exteriores (MRE), elegidos como órganos centrales encargados de su gestión. Ya en esa ocasión, se identificó un creciente volumen de programas y proyectos de cooperación oficial entre Brasil, como beneficiario, y países y organizaciones internacionales, como donantes, incluso organizaciones no gubernamentales extranjeras. Por lo tanto, dado el importante volumen de recursos externos a disposición de las instituciones educativas y de investigación brasileñas, fue necesario fortalecer el sistema y adaptar la demanda a las directrices y prioridades definidas en los Planes Nacionales de Desarrollo.
A partir de 1984, ya se había señalado la necesidad de una nueva evaluación de los mecanismos de gestión del sistema a fin de aumentar su eficacia administrativa. De hecho, el Sistema de Cooperación Técnica tenía un doble mando: la División de Cooperación Técnica del Ministerio de Relaciones Exteriores y la Subsecretaría de Cooperación Económica y Técnica Internacional (SUBIN). La unificación de las funciones de estas unidades y, con la extinción de SUBIN y de la División de Asistencia Técnica, además de la creación de la Agencia Brasileña de Cooperación (ABC) adscrita al Ministerio de Relaciones Exteriores, representó un paso adelante para dotar al país de una agencia especializada en cooperación técnica internacional, combinando las funciones técnica y de política exterior, pero, aún apremiaba la necesidad de realizar la estructuración en definitivo en el marco del modelo institucional que se había adoptado.
La alianza con PNUD fue importante en el establecimiento de la agencia, puesto que él apoyó a ABC en la capacitación de recursos humanos, en la adopción de técnicas administrativas apropiadas para la gestión de la cooperación técnica brasileña, en la aplicación de sistemas computadorizados para el seguimiento de proyectos, entre otras líneas de trabajo desarrolladas. El objetivo principal de esta cooperación siempre ha sido fortalecer la agencia recién creada por el gobierno brasileño, considerándose para ello una visión a largo plazo de dar autonomía al país en esta área específica.
ABC fue creada en septiembre de 1987, por el Decreto No. 94.973, como parte integrante de la Fundación Alexandre de Gusmão (FUNAG) adscrita al Ministerio de Relaciones Exteriores (MRE). En 2012, como se establece en los estatutos del Ministerio de Relaciones Exteriores, es responsabilidad de la Agencia Brasileña de Cooperación la planificación, coordinación, negociación, aprobación, ejecución, seguimiento y evaluación, a nivel nacional, de los programas, proyectos y actividades de cooperación para el desarrollo en todos los campos del conocimiento, recibida desde otros países y organizaciones internacionales, y aquella que proporciona Brasil a otros países en vías de desarrollo, incluidas las acciones correlativas en el área de capacitación para la gestión de la asistencia técnica y la difusión de información.
La creación de la Agencia Brasileña de Cooperación tuvo lugar en un momento de grandes cambios en los flujos de cooperación internacional para el desarrollo. Estas transformaciones se concretaron en Brasil de dos maneras. Inicialmente, en el marco de las relaciones de cooperación técnica de Brasil con el sistema multilateral, a partir de finales de la década de 1980 se introdujo en el país un nuevo modelo de gestión de la cooperación multilateral, que recomendaba el control, por parte de los países en vías de desarrollo, de los programas de cooperación técnica implementados por las organizaciones internacionales.
Una segunda línea de trabajo de la política exterior brasileña que se permitió ampliar a partir de la creación de ABC fue la cooperación técnica sur-sur. La estructura operativa de la agencia y la composición de sus recursos humanos y sistemas de gestión se han estructurado progresivamente de manera paralela al crecimiento de los programas de cooperación desde Brasil al extranjero, que se han expandido geométricamente en términos de países socios y proyectos implementados. Actualmente, la cooperación sur-sur que proporciona Brasil está presente en todos los continentes, ya sea a través de programas y proyectos bilaterales, en el marco de bloques regionales y de otras regiones, o a través de alianzas trilaterales con gobiernos extranjeros y organizaciones internacionales.
En agosto de 2016, ABC incorporó en sus responsabilidades la coordinación de las acciones de respuesta humanitaria de emergencia del gobierno brasileño, a través de donaciones de alimentos, medicamentos y otros artículos necesarios, de modo a proporcionar atención a países y poblaciones que se encuentran en una situación de desastre socioambiental, calamidad pública, conflicto armado, inseguridad alimentaria y nutricional o en otra situación de emergencia, inclusive grave amenaza a la vida, la salud y los derechos humanitarios de su población.
La Coordinación General de Cooperación Humanitaria (CGCH) de ABC fue creada por el Decreto No. 9.110 del 27 de julio de 2017, el que fue derogado por el Decreto No. 9.683 del 9 de enero de 2019, que sigue en vigor desde el 30 de enero de 2019. Dicha coordinación tiene la responsabilidad de: i) coordinar las acciones de respuesta humanitaria de emergencia, inclusive donaciones de alimentos, medicamentos y otros artículos de primera necesidad; y ii) monitorear las iniciativas de cooperación humanitaria con organizaciones internacionales, así como con otros socios gubernamentales y no gubernamentales.
ABC ha implementado más de 8 mil proyectos de cooperación técnica en 108 países de América Latina, Asia, África, Europa y Oceanía, con la participación de más de 124 instituciones brasileñas reconocidas por su excelencia. Los principales proyectos de cooperación de Brasil se desarrollan en áreas como administración pública, agricultura familiar, temas urbanos, ciencia y tecnología, cultura, defensa, desarrollo social, educación y alimentación escolar, industria y comercio, justicia, medio ambiente, energía, ganadería, pesca, planificación, salud, seguridad pública, trabajo y empleo.
Un beneficio importante de la cooperación internacional de Brasil es el aumento de la percepción de la imagen positiva del país en la escena internacional. Esta proyección ha favorecido la formación de alianzas estratégicas, con la difusión de políticas sociales sobre temas de particular interés nacional y de la comunidad internacional. La cooperación permite la construcción de alianzas para la conquista de posiciones de incidencia en el ámbito de organizaciones internacionales como la Organización Mundial del Comercio (OMC). Además, la participación de instituciones científicas y técnicas brasileñas, así como de empresas del sector privado, en el rol de cooperantes por parte de Brasil permite mejorar las capacidades de estas como resultado de la exposición a realidades en el extranjero que son diferentes de las que están acostumbradas a manejar en Brasil. Asimismo, la presencia de Brasil en importantes mercados del mundo en vías de desarrollo, a través de la cooperación, puede ser útil para la expansión y diversificación de las exportaciones brasileñas de bienes y servicios.
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